La vida de un anciano mototaxista de Sancti Spíritus dio un vuelco reciente tras caer en la trampa de un hombre que, bajo un pretexto conmovedor, terminó llevándolo directo a una emboscada. Según se conoció, el agresor —identificado como José Luis González Valgas, vecino de Ciego de Ávila— pidió un servicio para supuestamente recoger unos pollos “para su hijo enfermo”. Todo un cuento armado a la perfección.
Cuando el conductor bajó la guardia, el individuo lo atacó sin contemplaciones, lo dejó tirado en el piso y escapó llevándose la moto que era su único sustento. Un abuso que retrata el clima de desesperación y violencia que se respira hoy en el país.
La página oficialista Avileños de Corazón aseguró que la Policía reaccionó rápido y logró capturar al sospechoso. También informaron que la moto apareció en manos de presuntos receptadores, quienes ahora están igualmente implicados. Pero más allá del parte policial, la indignación en redes explotó, porque este episodio es solo una muestra más del deterioro que vive Cuba.
Muchos internautas coincidieron en que este tipo de asaltos ya no sorprenden a nadie. La violencia, la brutalidad de los métodos y la sensación permanente de desprotección son parte del día a día. Otros cuestionaron la efectividad de las sanciones, señalando que los delincuentes reinciden una y otra vez porque las penas son tan flojas que casi parecen un estímulo.
Usuarios de Ciego de Ávila y Morón fueron más allá, denunciando que los robos con fuerza se han vuelto “pan comido” para los delincuentes. Incluso aseguraron que las autoridades exigen atrapar al ladrón “con las cosas en la mano” para actuar, un nivel de absurdo que solo aumenta la frustración de quienes ya no saben cómo protegerse.
Entre los comentarios también hubo llamados a la cautela, especialmente para quienes brindan servicios de transporte en zonas apartadas. La gente siente que los asaltantes están dispuestos a lo que sea, y que la vida de un trabajador honesto vale cada vez menos en la Cuba actual.
Este caso trae a la memoria otros hechos recientes que estremecieron al país. A inicios de noviembre, en Cárdenas, un joven de 34 años fue asesinado por un individuo que estaba en libertad condicional, un ejemplo perfecto de cómo el régimen pierde el control sobre personas con antecedentes peligrosos. Ese mismo mes, en Cienfuegos, un joven llamado Raídel murió tras un violento incidente en pleno malecón. Y en Santiago de Cuba, los vecinos encontraron sin vida a José Luis Rodríguez, “Jaca”, dentro de su vivienda en la zona céntrica de la ciudad.
Cada uno de estos casos apunta a lo mismo: Cuba atraviesa un momento oscuro, donde la crisis económica, la ineficiencia institucional y la impunidad han creado el terreno ideal para que aumenten los robos, los asesinatos y todo tipo de delitos violentos. El pueblo está desprotegido mientras el régimen se dedica a maquillar estadísticas y repetir discursos vacíos.
