Régimen quiere recuperar a golpe de arrestos, amenazas y prisión, el perdido mercado de envío de remesas a Cuba que ahora está en manos privadas

Redacción

La ofensiva del régimen contra el mercado informal de divisas ya está golpeando a las familias cubanas dentro y fuera de la isla. En los últimos meses, el gobierno ha redoblado la persecución a los canales alternativos de envío de remesas, esos mecanismos creados por cubanos en el exilio para burlar el control estatal. Varias plataformas operando desde Miami, Panamá y México han cerrado bajo la excusa de combatir “redes ilegales de divisas”.

Pero detrás del discurso oficial, la verdad es clara: se trata de reencauzar todo el dinero del exilio hacia GAESA, el conglomerado militar que controla gran parte de la economía dolarizada cubana. “Todas las agencias por donde los cubanos podíamos enviar dinero sin pasar por las garras de la dictadura están cerrando”, denunció el médico y activista Alexander Figueredo, conocido como ‘Doctor Patria’. “Las pocas que quedan abiertas están amarradas a GAESA, ese pulpo que todo lo traga y que ahora quiere chuparse también las remesas”, añadió.

Las plataformas informales que están cayendo no eran empresas oficiales, sino redes creadas para que los cubanos enviaran ayuda a sus familias con mayor rapidez, a tasas justas y sin pasar por las manos del Estado. Durante años, estos circuitos paralelos fueron la sangre vital de la economía doméstica cubana, pero hoy están bajo asedio. El MININT asegura haber desmantelado varias de estas redes, incluyendo una supuestamente dirigida desde Miami, alegando que movieron más de 1,000 millones de pesos cubanos y 250,000 dólares entre febrero y septiembre de 2025. La realidad, sin embargo, es que el Estado quiere recuperar el control absoluto del dinero que llega desde el exterior.

GAESA, el “pulpo” detrás de todo, no solo domina turismo, banca y comercio exterior, sino que ahora administra las remesas, concentrando miles de millones de dólares mientras la población se ahoga en escasez y precariedad. Las sanciones de Trump en 2020 ya habían limitado las vías oficiales, obligando a millones a depender de estas redes informales, y ahora el régimen pretende cerrarles el paso. Figueredo lo resumió con claridad: “Ese pulpo que todo lo traga quiere chuparse las remesas. No voy a mandar un dólar por ahí. Eso es financiar al verdugo y permitirle robarle al pueblo en su propia cara”.

Incluso los canales oficiales fallan. En noviembre, una cubana desde Alemania envió 2,200 euros a su hermana en La Habana a través del Banco Metropolitano y, dos meses después, el dinero seguía sin entregarse por “falta de efectivo”. El sistema financiero estatal no garantiza acceso a las remesas, ni respalda depósitos en divisas, convirtiéndose en un verdadero obstáculo para la población.

Esta crisis se mezcla con la pobreza extrema que atraviesa el país: el 89% de los cubanos vive con ingresos insuficientes, mientras casi todo se vende en MLC, y los salarios en pesos no alcanzan para cubrir lo básico. La dolarización forzada obliga a la gente a buscar alternativas en el mercado informal, algo que el gobierno ahora combate con ferocidad.

Desde mediados de noviembre, medios oficialistas como Cubadebate y Razones de Cuba lanzaron una campaña para criminalizar este mercado, culpando a sitios independientes de “distorsionar las tasas” y “fomentar la especulación”. La activista Amelia Calzadilla desmontó esa narrativa: “No es El Toque quien encarece el dólar. Es el gobierno el que impuso un sistema donde todo se compra en divisas y nada se produce en pesos. Ellos crearon el problema y ahora buscan un culpable”.

En definitiva, mientras la dictadura apunta con el dedo a las redes informales, es el propio régimen el que mantiene a millones de familias cubanas al borde del colapso económico, controlando cada flujo de dinero y dejando a la población sin alternativas para sobrevivir.

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