Turistas rusos se refugian en Cuba ante temor de acabar atrapados en Venezuela por la cancelación de vuelos

Redacción

La tensión entre Estados Unidos y Venezuela ya no es solo política: también está afectando los vuelos y el turismo internacional. Recientemente, la operadora rusa PEGAS Touristik anunció que cancelaba el vuelo Moscú–Porlamar, previsto para el 1 de diciembre, y redirigía a los turistas a Cuba. La razón oficial: “potencial amenaza a la seguridad de las aeronaves civiles” en el espacio aéreo venezolano.

En pocas palabras, los pasajeros que tenían pensado disfrutar de la Isla Margarita ahora tendrán que conformarse con Varadero, uno de los destinos más populares del Caribe cubano. La compañía informó a sus agencias asociadas que los vuelos Moscú–Porlamar serían sustituidos por Moscú–Varadero, ofreciendo hospedaje en hoteles similares o incluso superiores. Quienes prefieran cancelar sus vacaciones podrán conservar los pagos como depósito para viajes futuros.

Esta decisión se produce apenas 24 horas después de que el presidente estadounidense Donald Trump ordenara el cierre total del espacio aéreo sobre Venezuela, citando razones de seguridad nacional y lucha contra el narcotráfico. Desde entonces, varias aerolíneas internacionales suspendieron operaciones en el país sudamericano, alertando sobre el riesgo de volar en la zona debido a la creciente actividad militar.

Cuba, entonces, aparece como el “destino sustituto”. Según Anna Podgornaya, directora general de PEGAS Touristik, todos los vuelos chárter que iban a Venezuela se redirigirán temporalmente a Varadero. Los turistas rusos que ya se encontraban en la Isla Margarita serán repatriados directamente a Moscú mediante vuelos especiales de aerolíneas asociadas, mientras se espera que los viajes a Venezuela se reanuden cuando la situación se normalice.

El trasfondo geopolítico es evidente. El movimiento de aviones del gobierno venezolano hacia la frontera con Brasil, reportado por CNN Brasil, generó especulaciones sobre posibles planes de reacomodo o fuga del régimen de Nicolás Maduro. Brasil, aunque preocupado, mantiene una postura neutral ante la militarización del Caribe.

Para Cuba, este cambio inesperado es un beneficio económico inmediato: un aumento de turistas rusos en plena temporada alta, sin necesidad de grandes campañas promocionales. Pero también consolida a la isla como refugio político y económico de aliados estratégicos bajo sanciones occidentales. Mientras Venezuela queda parcialmente aislada del tráfico aéreo internacional, Varadero se posiciona como la alternativa segura y confiable, reforzando su papel como receptor principal del turismo ruso en el Caribe y convirtiéndose, de paso, en un actor colateral de la tensión entre Washington y Caracas.

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