Un post oficial de la Dirección Provincial de Salud de Santiago de Cuba quiso vender como “gesto altruista” una donación de carne al Hogar de Ancianos América Labadí… y terminó provocando una ola de rechazo en todo el país. No era para menos: las fotos muestran pedazos de carne cruda tirados en el piso, sin frío, sin higiene, sin nada, mientras los ancianos aparecen rodeados de un entorno que grita abandono por todas partes.
La publicación celebraba la “buena acción” de una mipyme holguinera, pero las imágenes que ellos mismos subieron dejaron al régimen totalmente en evidencia. Cualquier cubano que vio aquello sintió la misma mezcla de rabia y vergüenza ajena. Era imposible llamarle “solidaridad” a algo que parecía más un matadero improvisado que un lugar donde viven seres humanos, y encima ancianos.
En la página de CiberCuba Noticias, la reacción fue inmediata. La gente no tuvo reparos en decir lo que pensaba. La frase que más se repitió fue “una falta de respeto total”, porque exactamente eso es: un retrato descarnado del abandono institucional. Varios usuarios señalaban las paredes desconchadas, el piso sucio, el desorden. Y sí, duelen esas imágenes porque cuentan una verdad que el discurso oficial no puede maquillar: los abuelos de Cuba están sobreviviendo como pueden, no siendo atendidos como merecen.
Los comentarios ardieron con razón. Muchos veían en esas fotos el cinismo del sistema, esa postura absurda de convertir la miseria en “logro” y el abandono en “acto humanitario”. Otros recordaron que ni los animales comen así, mucho menos personas mayores que dependen del Estado porque no tienen otra opción. Y claro, surgieron las dudas de siempre: quién supervisa, quién controla, quién garantiza que esa carne llegue realmente a los ancianos y no a los refrigeradores equivocados.
El hogar América Labadí, como tantos otros en Cuba, muestra una realidad que el régimen intenta esconder detrás de palabras bonitas. Pero las imágenes hablaron solas. Lo único que reflejan es pobreza, desidia y un aparato estatal que hace tiempo perdió el sentido mínimo de dignidad humana.
Este episodio aparece justo en medio de la crisis alimentaria que golpea todo el país. En Santiago, la gente denunció hace apenas días picadillo podrido destinado a los niños tras el huracán Melissa. En La Habana, la población se queja del olor a rancio en los chícharos, de la asquerosidad de los “productos normados”, de los meses de espera por un poco de arroz o aceite. Y mientras el país entero lucha por resolver lo básico, el gobierno sigue mostrando como “hazañas” cosas que no aguantan ni un segundo de análisis.
Las fotos de esta donación no son un error de comunicación. Son un espejo de lo que realmente pasa en Cuba. Los ancianos no necesitan propaganda barata ni carne tirada en el piso. Necesitan respeto, higiene, atención y un país que no los trate como estorbo.







