Régimen arranca con ensayos clínicos experimentales para tratar efectos en pacientes que padecieron de chikungunya

Redacción

En el Hospital Clínico Quirúrgico Comandante Faustino Pérez de Matanzas arrancó un nuevo ensayo clínico con Jusvinza, el medicamento del CIGB que el régimen vuelve a presentar como “milagro en potencia”, esta vez para tratar la poliartritis residual en pacientes convalecientes de chikungunya. La idea suena ambiciosa, pero llega en un país donde la crisis epidemiológica y el abandono del sistema de salud están dejando más dolor que cualquier virus.

La doctora Yudisay Reyes Pelier, especialista en Oncología y miembro del Grupo de Investigaciones Clínicas del CIGB, explicó que el estudio incluye a personas que padecieron chikungunya y permanecen con dolores e inflamaciones articulares por más de tres meses. Pacientes agotados por una enfermedad que en otros países se controla, pero que en Cuba se ha convertido en otro reflejo del caos sanitario.

El tratamiento con Jusvinza implica nueve dosis subcutáneas a lo largo de seis semanas. Puede administrarse de forma ambulatoria u hospitalaria, según la situación del paciente, un detalle que deja claro el dilema de muchos cubanos: vivir lejos del hospital, sin transporte, sin recursos y dependiendo de un sistema que apenas respira.

El ensayo reúne a 120 personas divididas en dos grupos. Sesenta recibirán Jusvinza junto a la terapia convencional y otros sesenta seguirán únicamente con el tratamiento habitual. Los investigadores esperan una mejoría superior al 70%, una promesa que suena enorme y que el régimen ya comienza a vender como posible “avance científico”, aunque la realidad del país va por otro camino.

En un contexto donde Cuba acumula más de 35 mil casos de chikungunya este año, con hospitales sin reactivos, sin medicinas y con miles de febriles sin diagnóstico, este tipo de ensayos se usa como vitrina propagandística para tapar la crisis. La ciencia cubana, que en tiempos mejores fue orgullo, hoy es presentada como salvavidas mientras la infraestructura sanitaria se derrumba sin que el gobierno asuma responsabilidad.

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