La administración de Donald Trump volvió a mover el tablero migratorio, esta vez frenando en seco todas las solicitudes presentadas por ciudadanos de 19 países catalogados como “de alto riesgo”, entre ellos Cuba. Lo publicado por The New York Times confirma que esta decisión congela trámites clave como la residencia, la ciudadanía y otros beneficios migratorios que estaban en proceso. Para miles de cubanos, esto significa que su futuro quedó en pausa de un día para otro.
La medida afecta a solicitantes de naciones como Irán, Somalia, Venezuela, Sudán, Eritrea y Haití, países que las autoridades estadounidenses describen como inestables o extremadamente vulnerables. Funcionarios de inmigración aseguraron que la decisión responde a una revisión de seguridad más estricta. Según Matthew Tragesser, vocero del USCIS, el gobierno busca garantizar que quienes obtengan ciudadanía sean, según sus palabras, “los mejores de los mejores”. Y remató diciendo que la ciudadanía es un privilegio, no un derecho.
El endurecimiento llegó tras un tiroteo en Washington donde dos miembros de la Guardia Nacional resultaron heridos. El sospechoso, Rahmanullah Lakanwal, un afgano de 29 años que recibió asilo en abril, fue identificado por las autoridades. Y aunque su caso es individual, el clima político empujó a la administración Trump a activar medidas más severas.
Abogados de inmigración comentaron al New York Times que el impacto se siente ya en todo el país. Entrevistas canceladas, juramentos suspendidos, oficinas cerrando puertas sin explicación, y un clima de incertidumbre que golpea sobre todo a quienes llevan años esperando su turno en el sistema migratorio. La abogada Ana María Schwartz contó que dos de sus clientes venezolanos llegaron puntuales a su cita en Houston para enterarse allí mismo de que la entrevista había sido eliminada del calendario. “Todo está paralizado”, aseguró. Otra especialista, Elissa J. Taub, vivió lo mismo con un cliente iraní que tenía su ceremonia de naturalización programada y terminó recibiendo una notificación de cancelación sin fecha futura.
El USCIS justificó todo dentro de un proceso de evaluación total de antecedentes y seguridad. En sus propias palabras, “nada está fuera de la mesa hasta que cada extranjero sea examinado al máximo grado posible”. Una frase que deja claro hacia dónde apunta la estrategia.
La pausa forma parte de una cadena de cambios que incluyen una revisión de las residencias concedidas a ciudadanos de los países vetados, la congelación temporal de decisiones de asilo y la reevaluación de casos aprobados bajo administraciones anteriores. Según el New York Times, más de un millón y medio de solicitantes de asilo pendientes podrían verse afectados, así como decenas de miles que ya recibieron protección humanitaria en años recientes.
El golpe para los cubanos es especialmente fuerte. En un memorando fechado el 2 de diciembre de 2025, el USCIS oficializó la suspensión total de asilos, residencias y naturalizaciones para ciudadanos de los países incluidos en la Proclamación Presidencial 10949, firmada por Trump el 4 de junio. El documento, identificado como PM-602-0192, ordena detener inmediatamente todos los trámites vinculados a residentes de estas naciones hasta que concluya una revisión exhaustiva de seguridad nacional.
Este memorando exige además que los solicitantes de esos países —incluidos miles de cubanos— sean entrevistados nuevamente, sin excepción posible. Y añade verificaciones adicionales en bases de datos antiterroristas como el TSDS, donde se registran personas sospechosas o vinculadas a actividades consideradas amenazas para Estados Unidos.
El texto invoca artículos de la Ley de Inmigración y Nacionalidad que permiten negar, revocar o incluso suspender beneficios migratorios por razones de seguridad o antecedentes. Para justificarlo, el USCIS menciona dos casos recientes de hombres afganos involucrados en planes o actos violentos en 2024 y 2025. Tras esos incidentes, la agencia determinó que es necesario “cerrar vulnerabilidades” mediante un filtro más riguroso.
El documento deja claro que esta suspensión puede extenderse indefinidamente. Solo podrá levantarse cuando el director o subdirector del USCIS lo indique. También advierte que la revisión demorará cientos de miles de adjudicaciones, pero considera que el costo burocrático es “necesario y apropiado”.
Este proceso no genera derechos para los solicitantes, ni pueden exigir excepciones. Es una guía interna y los afectados simplemente tienen que esperar.
En noviembre ya se había informado que cubanos y venezolanos con residencia permanente estaban entre los grupos sometidos a una revisión profunda de sus Green Cards. Aquella orden formaba parte de lo que se conoce popularmente como el “travel ban”, reinstalado por Trump para restringir el ingreso de ciudadanos de varios países.
Para los cubanos, el efecto fue inmediato: suspensión de visas de turismo, negocios, estudios, intercambio y prácticamente cualquier categoría temporal, paralizando la movilidad entre ambos países y golpeando a familias enteras que dependen de esos visados.
Mientras La Habana sigue culpando al embargo de todos los males imaginables, la realidad es que esta política migratoria endurecida deja a miles de cubanos atrapados en un limbo legal, sin certeza sobre su futuro y sin posibilidad de avanzar en sus procesos. Y, como siempre, el régimen aprovechará la narrativa para hacerse la víctima, aunque todos sabemos que su propio historial represivo es la razón por la cual tantos cubanos buscan salir del país a cualquier costo.







