¡Cuba incomunicada! ETECSA colapsa tras apagón masivo y deja medio país sin señal

Redacción

Si el país estaba oscuro por el apagón, prepárate, porque la falta de señal terminó de rematarlo todo. Casi medio país se quedó incomunicado este miércoles cuando las redes de ETECSA colapsaron tras el apagón masivo que dejó a millones sin electricidad. Y cuando ETECSA cae, ya tú sabes: ni llamadas, ni datos, ni quejas. Solo el silencio… y el cubano mirando el móvil como si fuera un pisapapeles.

La red de telecomunicaciones de la única empresa telefónica de Cuba se vino abajo en cuestión de minutos tras el apagón general que golpeó gran parte del occidente. Zonas completas quedaron sin servicio, otras con una señal tan floja que parecía de 1997, y otras tantas funcionando a medias. El día amaneció con medio país desconectado y con la certeza de que, cuando falla la luz, cae todo lo demás.

Un parte oficial reveló la magnitud del desastre: un 58% de las radiobases de La Habana quedaron afectadas; en Pinar del Río, el 46% de las radiobases y el 55% de los gabinetes estaban fuera de combate; en Mayabeque, el 38% de radiobases y el 25% de gabinetes estaban en la misma situación. Y Artemisa tampoco se salvó: 20% y 35% afectados, respectivamente. En resumen: un apagón telecomunicacional casi nacional.

Según explicó ETECSA, la recuperación de la señal dependía totalmente de la electricidad: “Según se restablezca la energía aumentará la disponibilidad de los servicios”. O sea, que hasta que no aparezca la corriente, no hay nada que hacer. Ni milagros, ni magia, ni quejas por Nauta Hogar.

Este colapso ocurrió en paralelo al apagón masivo que dejó en cero a provincias desde Pinar del Río hasta Cienfuegos. Todo comenzó alrededor de las 5:00 a.m., cuando una falla en una línea de transmisión que conecta la termoeléctrica de Santa Cruz del Norte con la Guiteras (en Matanzas) provocó una sobrecarga en la línea paralela. Resultado: el sistema eléctrico se partió en pedazos.

La caída provocó que varias unidades generadoras dejaran de funcionar: Mariel, Santa Cruz del Norte, la Carlos Manuel de Céspedes (Cienfuegos) y la Felton (Holguín). La crisis energética volvió a mostrar su peor cara, con el país entrando en una especie de “modo avión” obligatorio.

Según explicó el comunicador oficialista Lázaro Alonso, algunas unidades como Céspedes y Felton estaban tratando de arrancar nuevamente, mientras los equipos técnicos intentaban reconectar el sistema. Aseguró que la recuperación sería “más rápida” porque no hubo una desconexión total, y confirmó que comenzaron a energizar las primeras subestaciones del occidente.

Pero mientras todo eso pasaba, las telecomunicaciones estaban en terapia intensiva. Cuando se va la luz, las radiobases se quedan sin alimentación, los gabinetes dejan de operar y lo que llega al usuario es una mezcla entre llamadas que no entran, datos que se congelan y una navegación tan lenta que ni abre un mensaje de WhatsApp.

El reporte de ETECSA, emitido a las 11:00 a.m., confirmaba que las afectaciones seguían siendo enormes. La recuperación dependía completamente del ritmo al que el Sistema Electroenergético Nacional pudiera rearmarse y estabilizarse. En pocas palabras: todos con los dedos cruzados.

Y por si fuera poco, el propio SEN decidió empeorar las cosas. Ese mismo día, la Unidad 1 de Felton volvió a salir del sistema “en vía libre de emergencia” pocas horas después de sincronizar. Otro recordatorio de que la inestabilidad energética no solo provoca apagones interminables, sino que arrastra todos los servicios esenciales, incluyendo las comunicaciones.

En Cuba, cuando se va la luz se apaga mucho más que una bombilla: se apaga la señal, se apaga la conexión y, para muchos, se apaga la paciencia.

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