La Habana amaneció más fría este martes, no por el clima, sino por la noticia que sacudió al barrio Santo Suárez: el cuerpo sin vida de un bebé recién nacido apareció tirado en una esquina, cerca de unos depósitos de basura, como si la vida en Cuba valiera tan poco que hasta un recién nacido termina convertido en desecho.
El comunicador Yosmany Mayeta Labrada fue de los primeros en contar lo ocurrido. Señaló que el hallazgo tuvo lugar en Rabí y Correa, una esquina muy transitada del barrio. Vecinos de la zona fueron quienes dieron con el cuerpecito y avisaron a las autoridades, aunque para el niño ya no había vuelta atrás.
Más tarde, el activista Adelth Bonne Gamboa —habitante del mismo barrio— confirmó el hecho y soltó la frase que resume la sensación general: “Ya esto no es una ciudad, esto es la selva.” Una verdad dolorosa, dicha sin maquillaje, porque cuando en un país aparece un recién nacido muerto dentro de un basurero, está claro que el derrumbe no es solo económico.
Los comentarios en redes sociales llenaron de más detalles el horror. Una vecina, Virginia Rodríguez, aseguró que el bebé todavía tenía el cordón umbilical y que fueron unos niños que jugaban cerca quienes lo encontraron. La escena, por sí sola, explica la magnitud de la tragedia.
Con el correr de la tarde, la conmoción se adueñó del municipio 10 de Octubre. Entre rabia, miedo y tristeza, muchos vecinos coincidieron en lo mismo: Cuba atraviesa una crisis moral tan profunda como la económica, y la infancia está quedando a la intemperie. No hay protección, no hay instituciones efectivas, no hay sensibilidad estatal. Lo que sí sobra es abandono.
Mayeta narró luego que equipos de investigación llegaron en la noche a la zona para recoger evidencias y tratar de reconstruir lo ocurrido. Hasta ahora no se conoce la identidad de la madre, aunque es probable que las autoridades comiencen a revisar casos de gestantes recientes del área para avanzar en la investigación.
El barrio sigue en shock. La gente quiere respuestas, y las quiere ya. Porque este caso no es una rareza ni una excepción. En junio pasado, otro bebé apareció muerto dentro de un basurero en Infanta y Santa Rosa, en el Cerro, envuelto en una bolsa plástica. Aquel hecho también desató indignación y puso sobre la mesa un tema que el régimen intenta esconder bajo la alfombra: la vulnerabilidad extrema de muchas mujeres y la total falta de apoyo social real en medio de la crisis.
El hallazgo de Santo Suárez es solo otro capítulo de un país donde la vida se desvaloriza a golpe de miseria, indiferencia institucional y un Estado que hace rato dejó de mirar por los más indefensos. Cuba está tan rota que hasta sus tragedias se repiten. Y mientras no cambie el sistema que la asfixia, seguirán apareciendo historias como esta, cada una más dolorosa que la anterior.










