Un altercado familiar en Guantánamo se convirtió en tragedia cuando José Carlos perdió la vida a manos de su propio primo, en un hecho que ha dejado a la comunidad en shock y que vuelve a poner sobre la mesa el preocupante aumento de la violencia en Cuba.
Según contó Irma Lidia Broek en Facebook, la discusión entre los jóvenes escaló rápidamente hasta transformarse en un enfrentamiento físico. Lo que más llama la atención es que, según varios vecinos, la madre de José Carlos habría dado permiso para que se “fajaran”, sin imaginar que el desenlace sería mortal.
Minutos después del inicio de la pelea, José Carlos recibió una puñalada fatal. Por ahora, el nombre del presunto homicida no ha sido revelado públicamente.
Una señal de la crisis social que golpea a Cuba
Aunque se trate de un conflicto familiar, este caso refleja un fenómeno mucho más amplio: la creciente violencia interpersonal que afecta a comunidades cubanas atrapadas entre la crisis económica, el estrés diario y la ausencia de mecanismos de mediación efectivos.
La naturalización de las peleas, incluso dentro del hogar, se ha vuelto parte de un clima social tenso, donde discusiones mínimas pueden escalar sin control y derivar en tragedias irreparables.
Un permiso que costó una vida
Lo que muchos vieron como “una faja más” dentro de la dinámica cotidiana de algunos barrios terminó en una tragedia irreversible. Los comentarios en la publicación de Broek coincidían en un detalle doloroso: la madre del joven autorizó la pelea. Ese permiso abrió la puerta a un enfrentamiento que nadie previó y que terminó con consecuencias fatales.
Vecinos y personas cercanas al joven confirmaron los hechos y expresaron profundo pesar por la pérdida. La comunidad permanece consternada, entre la incredulidad y la tristeza, mientras reflexiona sobre cómo un acto que podría haberse evitado marcará para siempre a la familia y al barrio.







