Redada en Centro Habana: arrestan a siete revendedores de medicamentos mientras el desabastecimiento estatal sigue sin solución

Redacción

Un operativo policial en pleno Centro Habana terminó con siete detenidos acusados de vender medicamentos en el mercado informal, esa vía que, aunque el régimen intenta criminalizar, es hoy la única esperanza de miles de enfermos. La redada ocurrió en el parque El Curita y sus alrededores, donde agentes de civil cayeron de sorpresa sobre seis mujeres y un hombre que cargaban bolsos repletos de cajas, blísteres y frascos, según reportó el perfil “El Cubano Fiel”.

Los testigos aseguran que los policías sabían perfectamente quiénes eran los revendedores. Llegaron directo a ellos, les incautaron los fármacos y los subieron a las patrullas. Entre las medicinas ocupadas aparece carbamazepina, usada en trastornos mentales, y otros productos controlados, casi todos de producción nacional. Es decir, medicamentos que deberían estar en las farmacias, pero que misteriosamente desaparecen antes de que el pueblo tenga oportunidad de comprarlos.

El propio perfil que difundió la noticia lanzó una reflexión que incendió las redes. Mucha gente se pregunta por qué detener a quienes, al final, están llenando el vacío que deja un Estado incapaz de abastecer ni lo más básico. La respuesta duele, pero es evidente: esos medicamentos salen “por la izquierda”, con participación directa de empleados, jefes y estructuras que deberían proteger el inventario, no robarlo.

La indignación de los usuarios lo dejó claro. La gente denuncia que las farmacias estatales están vacías mientras los revendedores tienen lo que el sistema no ofrece. Enfermos crónicos, ancianos y familias desesperadas dependen de ese mercado paralelo porque el oficial se derrumbó hace rato. Y cuando logran encontrar algo, los precios son impagables para la mayoría.

Desde Las Tunas hasta La Habana, los comentarios coincidieron en que la raíz del problema no está en el parque El Curita, sino en el colapso del sistema sanitario. “Cuando hagan las cosas bien estatalmente los revendedores desaparecen”, dijo una usuaria. Otra, desde la capital, soltó la pregunta que resume la tragedia: “¿Y ahora dónde c*** compro mis pastillas de la presión si en la farmacia no hay nunca?”.

La crisis no es nueva. A mediados de año, el propio ministro de Salud reconoció que el país apenas cubre el 30% del cuadro básico de medicamentos. Aun así, el Minint sigue dedicando fuerzas y recursos a perseguir revendedores mientras hace la vista gorda ante el origen real del desvío.

La víspera, un operativo similar en Morón también desató críticas. La población está cansada de que el régimen ataque solo a los eslabones más débiles y jamás enfrente a quienes se roban los cargamentos antes de que toquen los estantes. Lo mismo ocurre con el auge de drogas y sustancias químicas: el gobierno presume de arrestos y decomisos, pero sigue sin resolver la miseria, la corrupción y el quiebre del control estatal que alimentan todo este mercado.

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