Régimen promete «recuperar el control del dólar» en el mercado cambiario informal, pero no explican qué harán para lograrlo

Redacción

El programa ‘Cuadrando la Caja’, conducido por Marxlenin Pérez Valdés, dedicó su última emisión a justificar lo que el régimen llama “recuperación del control del mercado cambiario”. La tele estatal volvió a mostrar su receta favorita: propaganda disfrazada de análisis económico, con un guion que culpa a todos menos a quienes arruinaron la economía.

En el panel participaron el licenciado Ian Pedro Carbonell Karell, director de políticas macroeconómicas del Banco Central de Cuba; el doctor Ayuban Gutiérrez Quintanilla, vicepresidente de la ANEC; y el diputado y empresario privado Carlos Miguel Pérez Reyes. Todos coincidieron en la idea de que Cuba necesita “entrar al juego” del mercado informal, solo que bajo supervisión estatal, claro, porque sin control no hay revolución que valga.

El programa arrancó con un reconocimiento poco común en la televisión oficial: “Sabemos que el mercado cambiario no funciona”, admitió Carbonell Karell, aunque de inmediato justificó la intervención estatal como una medida para conectar la economía cubana con el exterior. Gutiérrez Quintanilla insistió en que “el mercado informal debe legalizarse”, y Pérez Reyes puso el acento en la volatilidad del dólar: sin divisas no hay comercio, y sin comercio no entran divisas. En otras palabras, un círculo vicioso que el Estado promete resolver sin explicar cómo.

Durante la emisión, Marxlenin Pérez convirtió el debate económico en un acto político. Señaló al medio independiente El Toque como culpable de la “manipulación de la tasa ilegal del dólar”, calificando su labor informativa como un ataque a la soberanía. Carbonell Karell y Pérez Reyes siguieron la misma línea: mensajes de compra y venta en redes sociales se convirtieron en “crimen económico”, mientras la falta de divisas, la sobreemisión de pesos y la caída de la producción quedaron de lado.

El discurso oficial se coló entre frases vacías: “recuperar el mercado”, “hacerlo con gradualidad” o “mover la maquinaria económica con nuestros propios esfuerzos”. Nada se dijo sobre cifras, reservas, incentivos productivos o mecanismos para estabilizar el peso. Todo quedó en promesas abstractas y propaganda ideológica.

El economista cubano Pedro Monreal no tardó en reaccionar. En X (antes Twitter) desmontó el relato: “Sin producción no hay tipo de cambio”, recordó, criticando que el gobierno eluda hablar de la falta de respaldo productivo del peso cubano y la ambigüedad de su régimen cambiario. Monreal calificó la propuesta oficial de “chapuza” y “ficción”, y recordó la fallida unificación monetaria de 2020, ahora reinterpretada por el régimen como un supuesto “suicidio económico”.

En resumen, ‘Cuadrando la Caja’ se quedó en lo de siempre: un acto propagandístico que culpa al “bloqueo”, a Estados Unidos, al FMI y a medios independientes, mientras la realidad del peso cubano se desploma. No hubo cifras, ni planes concretos, ni soluciones reales. Solo retórica, consignas y el intento de legitimar la narrativa de control estatal.

Al final, la esencia de la crisis cubana queda clara: una economía sostenida por discursos, no por hechos, donde el dólar sigue en las calles y el pueblo pagando las consecuencias.

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