El choque en la intersección de Línea y Paseo, en pleno Vedado, volvió a dejar en evidencia la cruda realidad de La Habana: una ciudad a oscuras y sin control, donde el tráfico depende más de la suerte que de un sistema vial funcional. Con los semáforos apagados por los apagones eternos y sin un solo policía regulando un cruce tan peligroso, el resultado era cuestión de tiempo.
Según reportó Alejandro V. Chassagne en el grupo “Accidentes Automovilísticos en Cuba e Información en la vía”, el siniestro ocurrió justo cuando el semáforo estaba muerto. Un auto de renta cruzó Línea desde Paseo ignorando la señal de Pare y terminó impactando por detrás a un almendrón que venía correctamente por Línea. El golpe fue tan fuerte que el chofer del carro particular perdió el control y se estrelló contra el propio poste del semáforo, ese mismo que llevaba rato sin luz. Tanto él como su acompañante terminaron en el hospital.
Las fotos difundidas muestran la parte trasera del almendrón prácticamente hundida, evidencia del viaje que traía el conductor del tur. Otro reporte, esta vez del grupo “ACCIDENTES BUSES & CAMIONES por más experiencia y menos víctimas!”, confirmó la versión de los hechos y el grado de destrucción en ambos vehículos.
Un testigo contó que todo ocurrió poco después de las ocho de la noche, en ese horario donde ya ni la sombra de un policía se ve en un cruce que siempre ha sido problemático, con o sin electricidad.
Indignación en redes: la mezcla explosiva del caos estatal y la imprudencia
Los comentarios en redes ardieron. Unos culpan al chófer del auto de renta por venir demasiado rápido, otros recuerdan que con los semáforos apagados se debe extremar la precaución. Pero la mayoría señala directamente al Estado por el desastre permanente que tiene montado.
Muchos usuarios recordaron que en La Habana es “lo más normal del mundo” encontrarse semáforos sin corriente, y que a eso se le suma la falta de mantenimiento y la ausencia total de control policial. Otros critican la velocidad del tur, convencidos de que venía “bien vola’o”, y piden que el conductor pague los daños como corresponde.
Pero el golpe fuerte, el que duele en la conciencia colectiva, es la crítica a la negligencia gubernamental. Varios internautas insistieron en que un cruce tan transitado no puede quedar sin electricidad y sin un agente de tránsito, sobre todo en plena ola de apagones. Un habanero lo resumió sin anestesia: “Las negligencias del gobierno son asqueantes”.
Otro cubano fue más directo: si los funcionarios cargaran consecuencias cada vez que dejan un semáforo apagado sin un policía en la esquina, “otro gallo cantaría”.
Y no faltó el comentario que parte el alma de tanto que se repite en esta isla rota: “Cuántos semáforos no hay sin corriente… y entonces en la otra esquina está el caballito viendo a quién le quita la chapa por un bombillo”.
La responsabilidad individual existe, pero el caos es responsabilidad del Estado
Aunque algunos usuarios señalan que la ley establece qué hacer cuando un semáforo no funciona, también admiten que no se puede normalizar que la ciudad viva apagada y sin control. La irresponsabilidad individual es un factor, sí, pero es el Estado quien debe garantizar que las calles no sean una ruleta rusa.
El accidente en Línea y Paseo no fue una sorpresa. Fue la consecuencia directa de un país donde nada funciona y donde el régimen prefiere mirar para otro lado, mientras la gente se juega la vida en cada esquina oscura.







