La película de acción en las costas cubanas tuvo nuevo capítulo esta semana. Una lancha que venía directamente desde México terminó interceptada por los guardafronteras en el Cabo de San Antonio, en Pinar del Río, con dos cubanos a bordo que, al parecer, no venían precisamente de visita familiar. Según las autoridades, su misión era mucho más arriesgada: facilitar una salida ilegal del país.
La noticia salió por el perfil oficialista “De Pinar Soy”, uno de esos voceros del Ministerio del Interior que siempre están en primera fila cuando hay operativos, capturas o confiscaciones. Según publicaron en Facebook, el operativo involucró a guardafronteras, la policía y otras autoridades locales, todos coordinados para detener la embarcación antes de que pudiera hacer su “trabajo”.
Según el reporte, la lancha era tripulada por dos cubanos residentes en México, quienes habrían llegado desde ese país con una intención clara: sacar gente de Cuba por vía marítima. Ambos fueron detenidos en el acto y ahora mismo están bajo arresto, a la espera de enfrentar una buena cantidad de problemas legales.
El comunicado señaló que los implicados enfrentarán cargos según la legislación cubana, que es bastante severa cuando se trata de salidas ilegales. Como siempre, el mensaje fue directo: quien intente sacar gente del país sin permiso, se enfrenta a todo el peso de la ley.
En su publicación, el perfil oficialista aprovechó para insistir en un punto repetido por el discurso del régimen: que la migración “no es un delito si se hace dentro del marco de la ley”, pero que en el caso cubano el proceso se complica por “las restricciones impuestas por Estados Unidos”. Un argumento que ya suena familiar y que forma parte del libreto habitual cuando se habla de éxodo y salidas ilegales.
Mientras tanto, la identidad de los detenidos sigue siendo un secreto. No obstante, testigos citados por la misma página señalaron que el operativo ocurrió en una zona costera de difícil acceso, lo que sugiere que no se trataba de un encuentro casual, sino de una operación planificada con tiempo.
Este incidente se suma a una ola de operativos similares en los últimos meses. En Matanzas, por ejemplo, el gobierno confiscó varias embarcaciones escondidas en zonas costeras, listas —según las autoridades— para ser utilizadas en salidas ilegales. También el Ministerio del Interior informó recientemente sobre la incautación de otros botes en diferentes puntos del país, aunque sin revelar quiénes eran los dueños o para qué exactamente serían usados.
Las autoridades aseguran que todos estos decomisos forman parte de los esfuerzos por contener actividades consideradas ilícitas. Y si miramos hacia el año pasado, la historia se repite: el MININT ya había reportado la aparición de embarcaciones abandonadas en zonas costeras, muchas de ellas relacionadas con intentos fallidos de tráfico ilegal de personas o planes de recogida de migrantes que nunca se concretaron.
En resumen, mientras más crecen las ganas de irse, más crecen también los operativos en las costas cubanas. Y cada nuevo caso parece confirmar lo mismo: el choque entre quienes buscan una salida y quienes intentan evitarla está lejos de terminar.










