El régimen cubano salió este jueves a improvisar una conferencia de prensa que olía más a control de daños que a transparencia. Todo para intentar apagar el incendio que provocaron las revelaciones de Hugo “El Pollo” Carvajal, el exjefe de Inteligencia de Maduro que acaba de señalar directamente a La Habana como pieza clave en la estrategia narco del Cártel de los Soles.
La movida no fue casual. Llega en un momento donde la tensión regional está al rojo vivo y Estados Unidos aumenta su presencia militar en el Caribe. El miedo se les nota en la voz, aunque intenten disimularlo.
El discurso defensivo del MININT
En el Centro de Prensa Internacional, altos cargos del MININT y del Ministerio de Justicia repitieron la misma cantaleta de siempre: que Cuba “no produce ni transita” drogas, que la política es de “tolerancia cero” y que colaboran con Washington desde 2016. Hasta destacaron el intercambio de información con los guardacostas estadounidenses, como si eso borrara décadas de sombras.
El coronel Juan Carlos Poey aprovechó además para acusar a Estados Unidos de representar “una seria amenaza” para la seguridad cubana con su despliegue militar cerca de Venezuela. Lo que no mencionó, ni de lejos, fue el elefante en la sala: la carta de Carvajal, publicada horas antes.
El fantasma de “El Pollo” sobre La Habana
Según el exgeneral venezolano, Cuba fue el cerebro estratégico que convenció a Chávez de usar la cocaína como arma geopolítica contra Estados Unidos. Y no lo dice desde una hamaca: lo firma desde una prisión federal.
Su versión describe a agentes cubanos ayudando a montar la estructura criminal que más tarde se conocería como el Cártel de los Soles, coordinando rutas con las FARC, el ELN y hasta Hezbollah. Habla de armas, documentos falsos, cobertura de inteligencia y un tutelaje completo desde La Habana.
El relato va más lejos. Carvajal asegura que la Isla infiltró espías en bases navales de EE.UU. y que diplomáticos norteamericanos habrían sido sobornados para trabajar como doble agente en beneficio de Cuba y Venezuela. Todo un golpe directo al discurso “moral” que el régimen intenta vender.
Una defensa que no convence a nadie
La conferencia evitó el nombre de Carvajal como si fuera Voldemort, pero la tensión se podía masticar. Cuando un gobierno convoca ruedas de prensa relámpago sin preguntas incómodas, ya uno sabe que hay nervios en el Palacio de la Revolución.
Mientras tanto, las propias cifras oficiales reconocen más de dos toneladas de droga incautadas este año y un consumo interno que sigue creciendo entre jóvenes. Para el régimen, el problema no es estructural ni social: es “de orden público”. Como si en Cuba algo no fuera controlado por ellos mismos.
El intento de desmarcarse del narcotráfico llega tarde y mal. Cuando un exjefe de inteligencia chavista suelta el nombre de Cuba en pleno año electoral estadounidense, el ruido no se apaga con ruedas de prensa. Y La Habana lo sabe.










