Cubanos enfrentarán otro sábado en el que 7 de cada 10 hogares estarán apagados por el alto déficit eléctrico en el país

Redacción

Cuba amaneció otra vez mirando al cielo, pero no para ver si llueve, sino para adivinar cuándo llegará el próximo apagón. Este sábado el país encara una jornada crítica en el Sistema Eléctrico Nacional, con un déficit previsto de 1,970 MW en el horario pico y una afectación que podría trepar hasta 2,040 MW. Es la misma película de siempre: menos corriente, más promesas, cero soluciones.

Apenas un día antes, Cuba estuvo apagada durante las 24 horas, con una afectación máxima de 1,981 MW a las 6:30 de la tarde. Todo por la ya crónica falta de capacidad de generación que el régimen se empeña en maquillar con tecnicismos, mientras la gente se derrite en sus casas sin ventilador y sin esperanza de que algo mejore.

En el parte oficial de este sábado, a las 6:00 de la mañana, el SEN reportó 1,430 MW disponibles frente a una demanda de 2,500 MW. Eso dejó un déficit inmediato de 1,080 MW, con la advertencia de que al mediodía la afectación podría subir todavía más. La realidad es sencilla: el sistema no da para más, ni con milagros.

Las causas son las mismas que venimos escuchando hace años. Averías en termoeléctricas destartaladas, mantenimientos que nunca se acaban y la eterna falta de combustible. Ese es el talón de Aquiles del país: sin petróleo, sin diésel y con la generación distribuida prácticamente de adorno, no hay forma de mantener las luces encendidas.

En el reporte aparecen averías en la Unidad 5 de la CTE Diez de Octubre, en la Unidad 2 de Felton y en la Unidad 5 de Renté. A eso se suman mantenimientos en Santa Cruz y en la CTE de Cienfuegos. Más de lo mismo en un sistema que ya pasó de “deteriorado” a “terminal”.

La situación se complica aún más con el impacto del combustible. Hay 90 centrales de generación distribuida paradas, con 893 MW fuera de servicio. También están muertos los cinco motores de Moa, que aportaban 68 MW, y otros 69 MW están detenidos por falta de lubricante. Es decir, más de 1,030 MW perdidos solo por no tener petróleo. Así de simple. Así de absurdo.

Para rematar, a las 9:18 de la mañana se fue de línea la Unidad 6 de Diez de Octubre por otro disparo, sacando 30 MW más del sistema. Cuando no es la falta de combustible, es la avería. Y cuando no es la avería, es la obsolescencia. El sistema entero está hecho trizas.

El reporte oficial intentó presumir del aporte solar, destacando que los 33 parques fotovoltaicos generaron 2,975 MWh y llegaron a entregar 528 MW al mediodía. Pero ya todos sabemos el truco: los paneles cubren un pedacito del día, pero cuando llega la noche —que es cuando todo el mundo enciende lo poco que tiene— la energía solar no salva a nadie.

Para el horario pico, la demanda se disparará hasta 3,400 MW, mientras la disponibilidad se queda clavada en 1,430 MW. De ahí sale el déficit de 1,970 MW y la afectación estimada de 2,040 MW. En otras palabras: el sábado va para largo, la noche viene a oscuras y mañana será igual.

El ministro Vicente de la O Levy salió de nuevo a hacer pronósticos optimistas y aseguró que el 2026 será “ligeramente mejor”. Dijo que habrá reparaciones, mejores plantas y más energía solar. Pero acto seguido confesó lo que todos sabemos: sin combustible no hay SEN que aguante. Y hoy, como siempre, Cuba no tiene combustible estable ni perspectivas reales de conseguirlo.

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