En Estados Unidos, donde cada semana salen titulares sobre operativos migratorios, esta vez el protagonismo lo tuvieron dos cubanos que, según las autoridades, no son precisamente angelitos. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) anunció la captura de dos ciudadanos de la isla catalogados como “extremadamente peligrosos” por sus antecedentes criminales, y la noticia corrió como pólvora en redes y medios.
ICE explicó que ambos individuos tenían un historial bastante serio, y que su presencia en territorio estadounidense representaba un riesgo para las comunidades. Por eso, la agencia lanzó una operación dirigida que culminó con la detención de los dos cubanos, quienes ahora enfrentan procesos de deportación… aunque todavía no está claro hacia qué país serán enviados.
Uno de los detenidos es Luis Pérez Rivalta, de 49 años, capturado en Michigan. La detención ocurrió en las instalaciones de procesamiento North Lake, un centro clave en los operativos de ICE. Según el reporte oficial, Pérez Rivalta tiene un historial criminal que incluye violencia doméstica, conducir ebrio y, para rematar, tráfico de metanfetamina. Un combo que hizo que las alarmas de ICE sonaran desde hace tiempo.
El otro caso ocurrió en Georgia, donde fue arrestado Miguel Reynoso-Alfonso, otro cubano con antecedentes de peso. En su expediente figura una condena por contrabando de cocaína, lo que lo colocó automáticamente en la lista de prioridades para detención. ICE confirmó que Reynoso-Alfonso, al igual que Pérez Rivalta, tiene una orden de deportación activa y permanece bajo custodia federal mientras se define su destino final.
Las autoridades dejaron claro que estas capturas no son hechos aislados. ICE sigue ejecutando operativos constantes en todo el país para detectar y expulsar a inmigrantes con antecedentes criminales severos. Entre sus objetivos principales se encuentran narcotraficantes, agresores sexuales, reincidentes violentos y personas consideradas una amenaza directa para la seguridad pública.
En el comunicado, ICE subrayó algo que repite con frecuencia: su misión es proteger a las comunidades estadounidenses, removiendo a quienes representan un riesgo real y haciendo cumplir las leyes de inmigración. Para algunos sectores, estas medidas son necesarias y urgentes; para otros, generan debate sobre los límites entre seguridad, derechos humanos y política migratoria. Pero lo cierto es que operativos como este dejan claro que la agencia seguirá presionando fuerte contra quienes tengan antecedentes graves.
Mientras tanto, la pregunta que queda en el aire es: ¿a dónde los deportarán?
Cuba no siempre acepta el retorno de ciertos ciudadanos, y cuando se trata de personas con delitos graves, el proceso puede complicarse aún más. Por ahora, ambos permanecen bajo custodia federal, a la espera de que el rompecabezas migratorio determine su siguiente destino.










