Ignacio Giménez y su nueva perolata: ahora dice que “mintió por amor” al pueblo cubano

Redacción

Ignacio Giménez volvió a aparecer en redes con otra de sus justificaciones enredadas, tratando de tapar la mentira más reciente: la supuesta promesa de 1 100 dólares para cada cubano. Esta vez llegó con un discurso dramático, casi novelesco, donde asegura que manipula a la gente “por su bien”. Un cuento viejo disfrazado de estrategia política.

Según él, el 4 de junio de 2021 detuvo a todo el país con una directa donde supuestamente iba a mostrar pruebas para tumbar a la tiranía. Nada ocurrió, claro. Fue puro humo, pero humo del que él mismo reconoce que diseñó para crear “excitación colectiva”. Y mira tú qué casualidad: un mes después estalló el 11J. Para él, eso fue casi una obra de arte. Para el cubano de a pie, fue dolor, presos y represión.

Ahora intenta reciclar el método. Dice que lleva semanas fabricando ilusión masiva, como si el pueblo fuera un experimento en un laboratorio improvisado. Afirma que no llama directamente a la calle, pero que le encanta “preparar el contexto” para que otros se tiren. En buen cubano: él mueve la mata y que sea el pueblo el que ponga el pellejo.

Su discurso se envuelve en frases bonitas sobre “amar al pueblo” y sobre un sistema donde los dirigentes no rinden cuentas. Todo eso suena muy bien, pero se vuelve un sarcasmo cuando él mismo admite que miente adrede. Y encima pide comprensión porque su estrategia es “creativa”. Como si jugar con la desesperación de un país fuera un proyecto artístico.

La frase que más ha encendido al público es esa de “Miento porque os amo”. Chico, eso ya no es política, eso es gaslighting sentimental. Cuba lleva 65 años lidiando con un régimen que miente por control, y ahora aparece un opositor que presume de mentir “por cariño”. El chiste se cuenta solo.

Giménez insiste en que “la solución es la calle”, pero se lava las manos diciendo que no pide nada. Que él solo induce. Que es un gurú estratégico y que los demás deben “ubicarlo”. Todo muy místico, todo muy conveniente para alguien que jamás enfrenta el costo directo de lo que promueve.

Mientras tanto, el país sigue igual: represión, escasez, censura y un régimen que se mantiene gracias a la manipulación y al miedo. Y en vez de construir proyectos serios, aparecen figuras que convierten la oposición en un espectáculo, en un show de promesas imposibles y discursos inflados.

Giménez dice que va por la tercera. Cuba, en cambio, sigue esperando por la primera que de verdad funcione.

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