Los jugadores de Las Tunas que brillaron en la 64 Serie Nacional de Béisbol recibieron un “estímulo” digno del estado actual del país: sacos de carbón, ventiladores y otros artículos básicos, un premio que provocó una ola de ironías en redes sociales, porque para muchos esto resume la precariedad que define la vida en Cuba hoy.
La entrega ocurrió durante un chequeo de emulación en el que participaron miembros del cuerpo técnico, personal de apoyo y representantes de los municipios Amancio, Colombia, Majibacoa y Jesús Menéndez. Ellos fueron los responsables de esta peculiar manera de “estimular” a los Leñadores.
La noticia salió a través de la página Yoel al Strike en Facebook, que mostró imágenes del acto y detalló los artículos entregados. Y sí, la recompensa fue exactamente eso: recursos básicos para sobrevivir, como si se tratara de un premio de consolación en medio del desastre energético del país.
Todo esto ocurre en un contexto donde los apagones son un invitado permanente y donde cocinar o simplemente no derretirse del calor se ha vuelto una hazaña. En la misma provincia, un punto de venta estatal en Jobabo comenzó a ofrecer mazos de leña como alternativa para cocinar, con fotos del periodista Yaidel Miguel Rodríguez Castro mostrando la lista oficial de precios pegada en la pared, como si fuese la cosa más normal del mundo.
A ese ritmo, las autoridades también indicaron vender el carbón a 25 pesos el kilo, aunque los vecinos cuentan otra historia: en zonas como La 40, el saco llegó a costar mil pesos, un retrato perfecto del descontrol y la especulación que manda en plena crisis.
En Jobabo también apareció una distribución racionada de gasolina para quienes dependen de plantas eléctricas, limitada a cinco litros para cien clientes registrados en una plataforma digital. Un sistema casi medieval disfrazado de “organización”.
Las reacciones en redes no se hicieron esperar. La indignación fue generalizada porque los “estímulos” se convirtieron en símbolo de lo que vive el país: una Cuba empujada hacia atrás, donde se premia a atletas con carbón y se vende leña como si estuviéramos en pleno siglo XIX.
Muchos usuarios resumieron el sentir colectivo con comentarios que dolieron por su verdad: mientras el mundo avanza, en Cuba se celebra tener lo mínimo para cocinar o para aguantar el apagón. Y eso, tristemente, ha sido normalizado.










