Un incendio en la caldera de la unidad 6 de la Central Termoeléctrica Diez de Octubre, en Nuevitas, dejó fuera de servicio a una de las plantas más estratégicas del sistema eléctrico cubano, aumentando aún más el déficit que este domingo ya supera los 2,000 megavatios (MW).
La Unión Eléctrica (UNE) confirmó el hecho a las 8:26 p.m. del sábado, explicando que la unidad fue desconectada en “vía libre de emergencia” tras detectarse el fuego. Según el parte oficial, 60,5 MW se vieron afectados, cifra que están tratando de recuperar, aunque con pocas expectativas de estabilidad a corto plazo.
Esta planta ya había mostrado fallas recurrentes en semanas anteriores, y ahora, con este nuevo incidente, la situación energética del país se vuelve aún más crítica. Otras centrales como Felton, Renté y Cienfuegos también reportan problemas o están en mantenimiento prolongado, mientras que la CTE Lidio Ramón Pérez “Felton” salió de línea para alinear la chumacera.
En lo que va de año, los incendios en termoeléctricas se han vuelto casi rutina: Cienfuegos, Renté y la Guiteras de Matanzas han sufrido incidentes similares, todos ligados a infraestructura vieja, falta de mantenimiento y escasez de repuestos.
El régimen intenta culpar a la “escasez de combustible”, pero la verdad es más dura: un sistema eléctrico colapsado, mal gestionado y al borde del derrumbe técnico. Mientras tanto, millones de cubanos siguen enfrentando apagones interminables, cortes de agua y servicios básicos que fallan sin que se vislumbre una solución real.
El incendio en la Diez de Octubre no es solo un accidente: es un símbolo del desastre que se vive a diario en el sistema eléctrico cubano, que mantiene al país sumido en la oscuridad y expone la incapacidad del régimen para garantizar algo tan básico como la energía.







