Turista mexicana vive una pesadilla en Airbnb de La Habana: lo que encontró te dejará en shock

Redacción

Una turista mexicana encendió las redes tras contar la experiencia más amarga de su viaje a La Habana: un alojamiento de Airbnb que terminó siendo una pesadilla, un supuesto anfitrión que pedía dinero extra y una sensación de inseguridad que la obligó a huir del lugar en plena calle. Su denuncia dejó a más de uno con los pelos de punta.

La publicación apareció en el grupo de Facebook “Consejos para viajar a Cuba”, donde en cuestión de horas acumuló más de 300 comentarios. Muchos usuarios reaccionaron entre alarma, sorpresa y preocupación por lo que describen como el deterioro cada vez más visible en la capital cubana.

La viajera, identificada como Sonya Ruiz, explicó que había reservado una habitación para el 6 de diciembre en una dirección de Centro Habana: calle Consulado, primer piso, entre Genios y Cárcel. Desde que llegó, algo “no olía bien”… literalmente. Según su descripción, el lugar se veía inseguro, sucio, con un portal oscuro y unas escaleras impregnadas de olor a orina. Aun así, decidió tocar la puerta del anfitrión, y ahí fue donde todo se complicó.

Sonya relata que un hombre salió “en shorts diminutos, sin camisa y con cara de muy molesto”, gritándole que no podía entrar “a menos que pagara en efectivo una tarifa mucho más alta de la que había pagado en Airbnb”. El individuo, además, negó tener relación alguna con la plataforma y exigió un nuevo pago inventado, sin importarle que ella ya había reservado y pagado desde México.

La turista admite que en ese momento sintió miedo y rabia al mismo tiempo. Según cuenta, el hombre insistía en que debía pagar sí o sí, y que no la dejaría pasar si no aceptaba sus condiciones. Temiendo por su seguridad, agarró sus maletas y se marchó del lugar “muy confundida” y sin saber adónde ir.

Intentó resolver el problema contactando a Airbnb, pero la solución inmediata no llegó de la plataforma. Al final, terminó resolviendo por su cuenta y logró hospedarse en un pequeño hotel cercano. “No quiero ni imaginar lo que hubiera pasado si me quedo ahí sola, incomunicada y de noche”, confesó.

Aunque Sonya quedó con un susto tremendo y una pésima impresión, aclaró que su intención no es hablar mal del país, sino alertar a otros viajeros para que no pasen por algo similar.

Como era de esperarse, su denuncia encendió un debate candente. Muchos cubanos se lamentaron por lo sucedido y recalcaron que ese comportamiento no representa a la mayoría. “No todos somos así”, comentó un usuario. Otros, en cambio, señalaron que la crisis del país ha provocado un deterioro tan grande que incluso los propios cubanos se sienten inseguros. “Mi gente ya no es la misma; muchos han perdido la empatía”, escribió otro miembro del grupo.

También aparecieron testimonios de otros turistas que han vivido situaciones incómodas o intentos de estafa en La Habana. Uno contó que le quisieron cobrar “a la fuerza” un supuesto favor, mientras otro mencionó que las estafas pequeñas están creciendo, sobre todo hacia quienes visitan por primera vez.

Entre los comentarios, varios coincidieron en que la ubicación del alojamiento pudo haber agravado el problema: “¿A quién se le ocurre rentar en lo peor de La Habana?”, escribió alguien, recomendando zonas más tranquilas y seguras, como el Vedado.

Otros defendieron a los buenos anfitriones y recordaron que en Cuba hay miles de personas serias y responsables alquilando en Airbnb. “Ese hombre es una excepción, espero que la plataforma cierre su anuncio”, comentó una arrendadora.

La publicación de Sonya terminó convirtiéndose en una reflexión colectiva sobre seguridad, estafas, deterioro social y la difícil situación económica del país. Muchos pidieron no generalizar, pero sí advertir a los viajeros para que investiguen bien antes de reservar.

Sonya, por su parte, agradeció haberse dejado llevar por su instinto. “De verdad, tengan mucho cuidado cuando viajen”, concluyó.

Hasta el momento, Airbnb no ha hecho declaraciones públicas, aunque varios usuarios aseguran que la plataforma suele cerrar anuncios y sancionar a anfitriones cuando se reportan casos de este tipo.

Su denuncia, sin duda, se convirtió en un espejo incómodo de una Habana cada vez más tensa, más empobrecida y menos segura, donde incluso un simple check-in puede terminar en un susto monumental.

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