La aparición del ex pelotero Víctor Mesa en el estadio Latinoamericano volvió a encender los comentarios desde Miami. Todo comenzó cuando Alex Otaola, influencer y activista cubanoamericano, analizó el video que la televisión estatal difundió mostrando al antiguo deportista.
En las imágenes, Mesa aparece con sombrero y gafas oscuras, paseándose con un “estilo renovado” mientras los narradores oficiales lo presentan como una “figura moderna” y un deportista cuya “pasión sigue intacta”. Para Otaola, esto no es un simple homenaje deportivo: es otro intento del régimen cubano de usar a sus ídolos para reforzar su propaganda.
“Este hombre vive aquí de ayudas sociales, yo quiero que ustedes lo sepan y que los políticos revisen”, denunció el presentador durante su programa Hola! Ota-Ola.
Otaola puso sobre la mesa la contradicción: mientras en Cuba se le presenta como celebridad, en Estados Unidos —donde supuestamente reside en el sur de la Florida—, Mesa estaría recibiendo beneficios públicos financiados por contribuyentes estadounidenses, pese a mantener vínculos estrechos con el régimen castrista.
“A este viejo comunista lo estamos manteniendo nosotros”, afirmó sin rodeos el influencer, subrayando el conflicto ético que genera esta doble realidad. Según él, las autoridades deberían investigar si el ex pelotero cumple con los requisitos legales para recibir ayudas en EE.UU. y, de no ser así, tomar medidas al respecto.
Otaola insistió en que este caso no es aislado: refleja un patrón recurrente en el que figuras vinculadas al castrismo logran establecerse en Miami mientras continúan siendo funcionales al régimen. Una farsa que mezcla fama, propaganda y dependencia del erario estadounidense.







