Sandro Castro volvió a hacer ruido en redes, porque si algo sabe hacer el nieto de Fidel es mantener a la gente hablando, aunque sea por cinco segundos. Esta vez no fue por carros lujosos o fiestas de élite, sino por una ronda de preguntas en Instagram que terminó destapando —otra vez— el morbo nacional: su relación con su primo, el famoso “Cangrejo”. Para un cubano común, esa palabra es un marisco; para los que conocen la élite castrista, es otra cosa.
La dinámica empezó sencilla: Sandro puso en sus historias la típica cajita de “Hazme una pregunta”. Y claro, sus seguidores —o curiosos profesionales— no perdieron un segundo en lanzarle la interrogante que muchos querían ver contestada: “¿Cómo es la relación con tu primo el Cangrejo?”. Así, sin anestesia.
La respuesta fue cortica pero con suficiente picante como para encender los comentarios: “AMBOS NOS RESPETAMOS, ÉL EN SUS COSAS, YO EN LAS MÍAS. NOS LLEVAMOS BIEN”. Todo en mayúsculas, como para dejar claro que no pensaba dar más detalles. ¿Un mensaje diplomático? ¿Un intento de evitar incendios innecesarios? ¿O simplemente el estilo de quien lleva años caminando por el filo entre la discreción familiar y el exhibicionismo digital? Ahí que cada cual saque sus conclusiones.
La historia desapareció de Instagram a las pocas horas —como casi todo lo que sube Sandro cuando genera ruido—, pero ya era tarde: capturas por aquí, repost por allá, y otra vez la conversación sobre la vida opulenta de los herederos del castrismo se encendió en redes. Porque si algo se viraliza rápido en Cuba es cualquier detalle sobre la familia que ha tenido el timón del país durante décadas.
¿Y quién es “el Cangrejo”? Bueno, los que están al tanto saben que hablamos de Raúl Guillermo Rodríguez Castro, nieto de Raúl Castro e hijo de Débora Castro Espín y del fallecido Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, el todopoderoso jefe de GAESA. Es decir, cuna de oro versión premium. Su apodo nunca ha sido explicado oficialmente, pero su poder sí es bien conocido: jefe del equipo de seguridad personal de su abuelo, asesor en temas estratégicos y una figura que se mueve entre sombras y privilegios.
El Cangrejo ha construido su imagen desde el silencio. Nada de selfies, nada de historias con música de fondo y mucho menos lives manejando un Mercedes. Sin embargo, filtraciones y testimonios han dejado claro que vive un estilo de vida tan lujoso como el que Sandro muestra… solo que sin mostrarlo.
Sandro, por su parte, es el otro extremo de la balanza. Nieto de Fidel, hijo de Alexis Castro, amante de los carros deportivos, de los hoteles caros y de la buena vida documentada en redes. Su historial de escándalos digitales es largo: desde fiestas ostentosas hasta aquel famoso video mostrando su Mercedes en plena pandemia, que desató furia, memes y una ola de críticas.
Lo interesante es que, aunque Sandro vive para la cámara y el Cangrejo vive para evitarla, ambos representan la nueva generación del castrismo: una que heredó poder, conexiones y privilegios, pero que no carga ni con la épica revolucionaria ni con el discurso de austeridad. Son dos caras distintas de un mismo círculo de poder.
En esta ronda de preguntas, además de mencionar al Cangrejo, Sandro también respondió si pensaba viajar a Estados Unidos. Su respuesta fue igual de minimalista y estratégica: “pronto”, junto con un emoji de plegaria. Poco, pero suficiente para entretener a miles.
Y como siempre, dijo lo justo, dejó la intriga… y luego borró la historia. Es su estilo: publica, provoca, elimina. Pero mientras siga haciéndolo, seguirá dando contenido para hablar, analizar y cuestionar.










