Un accidente de tránsito en la carretera de Siboney, Santiago de Cuba, terminó en tragedia este fin de semana. Una adolescente de apenas 15 años perdió la vida, mientras varios pasajeros resultaron lesionados en un hecho que ha sacudido a la comunidad local.
El siniestro ocurrió en la loma de La Guásima, un tramo pronunciado y peligroso que los vecinos conocen bien. El vehículo, cargado de pasajeros, incluidos menores de edad, perdió el control de manera repentina y se precipitó loma abajo, dando varias vueltas, según relataron testigos citados por el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada.
En la parte delantera viajaban dos adolescentes. Yoselin Galán, de 15 años, fue trasladada al hospital en estado crítico, pero falleció minutos después cuando los médicos intentaban salvarle la vida. Su acompañante resultó lesionada, mientras que los pasajeros de la parte trasera salieron con heridas leves o sin daños graves.
El conductor, conocido como “Negrín”, se lanzó del automóvil justo cuando este comenzó a descender sin control. Su situación aún es confusa: mientras algunos vecinos aseguran que estaría gravemente herido o incluso muerto, fuentes cercanas señalan que se encuentra detenido bajo investigación, aunque no hay confirmación oficial de las autoridades.
Sobre las causas, nada concreto ha sido informado por organismos estatales. Testigos apuntan a una falla mecánica en la dirección, que habría provocado la pérdida de control del vehículo en plena loma.
Este accidente revive un debate que los santiagueros conocen demasiado bien: la seguridad vial en Cuba es un riesgo constante. Los vehículos antiguos, modificados, sin mantenimiento y con escasa supervisión técnica circulan a diario, y en zonas de alta pendiente como La Guásima, los peligros se multiplican.
Los vecinos cuestionan no solo la responsabilidad de los conductores, sino también la falta de control técnico sobre los medios de transporte. Combinados, estos factores crean un escenario donde tragedias como esta parecen inevitables.
La muerte de Yoselin Galán es un recordatorio doloroso de las carencias en seguridad y mantenimiento que siguen cobrando vidas inocentes en la isla.
