¡Ultima Hora! Guantánamo también se lanza a las calles a protestar por los apagones de más de 24 horas a los que están sometidos

Redacción

La noche volvió a encenderse en Cuba, pero no por la corriente eléctrica que el régimen es incapaz de garantizar, sino por el coraje de un pueblo que ya no aguanta más. Cabacú, un barrio humilde de Baracoa, decidió plantarse y romper el silencio que la Dictadura Castrista intenta imponer a golpe de apagones y miseria.

Un estallido que nace del hambre y del cansancio

Las protestas no salieron de ningún plan ni de ninguna consigna oficial. Salieron del estómago vacío, del calor insoportable, de la desesperación de ver a los niños llorar sin comida y a los enfermos apagar-se sin medicamentos. Después de horas interminables sin luz, la gente salió con lo que tenía: cacerolas, gritos y un hartazgo acumulado por años.

La reacción de un pueblo abandonado

Los vecinos denunciaron lo mismo de siempre, pero esta vez con más fuerza: apagones eternos, colas absurdas, medicamentos que no existen, comida que solo aparece en los discursos vacíos del Partido. En Cabacú ya nadie se traga el cuento de la “situación coyuntural”. La gente sabe que es incapacidad, corrupción y abandono.

Un país que protesta de punta a cabo

Mientras en La Habana se escuchan cacerolazos, en Guantánamo se escucha el mismo reclamo. La protesta dejó de ser un caso aislado para convertirse en una ola que recorre la Isla entera, una voz colectiva que dice lo que todos piensan y el régimen no quiere escuchar.

El grito que cruza la Isla

Cuba está estallando. Desde occidente hasta oriente, el pueblo está diciendo basta. No es solo por la luz, no es solo por la comida. Es por la libertad que nos deben. Y Cabacú lo dejó bien claro: cuando la represión no resuelve nada y la miseria lo ocupa todo, la gente se levanta.

La protesta ya no es un episodio. Es el reflejo de un país cansado de sobrevivir y decidido a vivir.

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