Bayamo amaneció convulsionado después de que en Facebook se difundiera una denuncia que dejó a todo el mundo con el corazón en la garganta. El usuario Yonimiler Del Río Polo publicó un caso de presunto maltrato infantil que, en cuestión de horas, se volvió tema obligado en todo el oriente del país. Y no era para menos.
Según cuenta Yonimiler, la historia gira alrededor de una niña que estaría siendo agredida por su propio padre. Una denuncia que, en un país donde cada vez salen más casos a la luz, encendió todas las alarmas.
El post incluía algo que dejó helado a cualquiera: un video donde la menor aparece con evidentes marcas de golpes en la cara. En el material, la niña le cuenta a una mujer que su padre primero la golpeó con un cinto y después con la mano. Una escena dolorosa que muchos desearían no haber tenido que ver.
El motivo del castigo, según relata la pequeña, fue simplemente haber dicho que tenía hambre y pedir un poco de refresco. Ese detalle, aparentemente tan simple, fue lo que encendió la indignación generalizada en redes sociales: que se golpeara a una niña por pedir comida.
Yonimiler explica además que la menor quedó bajo la custodia del padre —identificado como Niorgel Bruzuela— después de que la madre se marchara hacia Guyana. Un dato que añadió más controversia y preocupación a todo el asunto.
Aunque decidió contar lo ocurrido, el denunciante fue cuidadoso con la identidad de la menor. Omitió su nombre para evitar que la niña enfrente consecuencias futuras como acoso escolar o estigmatización. Sin embargo, sí compartió la dirección completa del presunto agresor, en Calle 14, entre 26 de Julio y 19, reparto Ciro Redondo, Bayamo, pidiendo a la población que viralizara la información para que las autoridades actuaran de inmediato.
“Esto no puede quedar impune”, escribió Yonimiler en su publicación, reflejando el sentimiento de muchos.
Un caso más en una lista que crece y preocupa
Lo ocurrido en Bayamo no es un hecho aislado, y quizás por eso la indignación fue tan rápida y tan fuerte. En las últimas semanas, varias denuncias de maltrato infantil han explotado en las redes, poniendo presión sobre las autoridades y generando un debate nacional.
Sin ir más lejos, la semana pasada en Cienfuegos, los vecinos del consejo popular San Lázaro dieron la voz de alarma cuando un niño de apenas dos años confesó que su madre lo había quemado con café. En otro video, se afirmaba que la misma mujer habría quemado también a sus otros hijos con agua caliente. La madre, Marlenis Cosme Nodal, terminó bajo investigación y los menores quedaron bajo supervisión estatal.
Este caso abrió un debate sobre los límites del activismo digital: sí, las redes logran visibilizar abusos reales, pero también pueden exponer innecesariamente a los menores si no se manejan con cuidado.
Otro episodio que todavía tiene a muchos conmovidos ocurrió en Ceballos, Ciego de Ávila. Un video estremecedor mostraba a una madre golpeando brutalmente a su hija, amarrada en un patio, mientras alguien más grababa sin intervenir. La mujer, Elizabeth González Díaz, tenía incluso un historial de violencia según vecinos. Tras la denuncia, los niños fueron enviados a un hogar para menores sin amparo familiar, y tanto la madre como el padrastro enfrentan cargos judiciales.
Un problema profundo que necesita respuestas urgentes
Expertos en protección infantil llevan años alertando que el maltrato infantil en Cuba no es un fenómeno nuevo, sino un problema con raíces culturales muy profundas. Todavía está muy normalizado el uso de la violencia como método de disciplina. A eso se suman factores como pobreza, estrés, alcoholismo y violencia doméstica, que elevan los riesgos.
Las cifras recientes no ayudan a calmar la preocupación: solo entre enero y agosto de 2025, hospitales de Matanzas atendieron a cuatro menores víctimas de maltrato, superando los casos reportados en todo 2024. Una señal clara de que el problema no va en retroceso.
Lo que sucede hoy en Bayamo es, lamentablemente, un capítulo más en un panorama que necesita atención urgente. La población exige respuestas claras, rápidas y transparentes, y sobre todo, que la niña esté a salvo. Mientras tanto, el caso sigue circulando por redes con la esperanza de que esta vez la intervención llegue a tiempo.










