Una avioneta terminó estampada este miércoles contra unas oficinas ubicadas justo al borde de la pista de Las Nuevas, en el municipio de La Sierpe, uno de los enclaves arroceros más importantes del país. El susto fue grande, los daños materiales también, pero por suerte no hubo heridos.
El aparato, un modelo 18-1832 usado para labores de regadío, impactó contra la edificación poco antes de las siete de la mañana. El periódico Escambray reportó que el choque se produjo por causas aún bajo investigación, aunque los testigos aseguran que la estructura administrativa quedó seriamente afectada tras el golpe.
De manera preliminar trascendió que la avioneta habría sufrido un fallo en los frenos, detalle que encaja demasiado bien con la cadena de problemas técnicos que arrastra la aviación agrícola cubana desde hace años. Aun así, el piloto y el técnico que iban a bordo salieron ilesos, según confirmó la versión oficial.
El director de la empresa operadora del vuelo dijo que una comisión de expertos ya se movió hacia el sitio para evaluar qué pasó realmente y determinar la magnitud de los daños. Estas aeronaves suelen emplearse en Cuba para fumigación y apoyo en incendios forestales, labores que dependen de una flota envejecida y con mantenimiento limitado por la falta de recursos, la misma receta que provoca accidentes una y otra vez.
Lo ocurrido en Sancti Spíritus no es un episodio aislado. En septiembre, otra avioneta de fumigación terminó estrellada en el municipio de Venezuela, en Ciego de Ávila, después de fallar durante el aterrizaje en una pista rural. El piloto sobrevivió, pero la nave quedó hecha trizas, dejando en vilo a los trabajadores agrícolas de la zona.
El año pasado, en esa misma provincia espirituana, otra aeronave cayó mientras realizaba maniobras en un área de difícil acceso. El piloto terminó herido y el aparato sufrió daños severos, lo que abrió una nueva investigación sobre el estado técnico alarmante de los equipos usados en la agricultura estatal.
Este último incidente vuelve a exponer una realidad que el régimen intenta maquillar: la infraestructura aérea del país está colapsada, y lo que debería sostener la producción agrícola se está cayendo literalmente del cielo. Entre piezas recicladas, mantenimiento insuficiente y falta de inversión, la aviación agrícola cubana avanza al límite… y cada vez con menos suerte.
