Estudiantes de la Universidad de Camagüey montan cacerolazo nocturno tras más de treinta horas de apagón continuo

Redacción

Los estudiantes de la Universidad de Camagüey finalmente explotaron. Después de más de treinta horas sin electricidad, sin poder dormir y caminando a ciegas por los pasillos de la beca, protagonizaron un cacerolazo que dejó temblando al centro universitario. En el video que circula en redes sociales se escuchan los golpes secos de las ollas y un coro que ya se ha vuelto parte de la banda sonora del país: “¡Pongan la corriente!”

Lo más indignante es que, minutos después de que comenzaran a protestar, la corriente regresó como por arte de magia. Para los muchachos aquello no fue un alivio, sino una bofetada. Treinta horas de calor y desesperación, y el sistema solo responde cuando la gente se planta.

Las imágenes publicadas por CiberCuba Noticias en Facebook encendieron las redes. Cubanos de todas partes les mandaron apoyo, rabia y ánimo. Entre los comentarios había desde estudiantes frustrados diciendo que ya ni se puede rendir una carrera, hasta otros que fueron más al grano: “El problema no es la corriente, es el sistema.”

El periodista camagüeyano José Luis Tan Estrada confirmó que este no es el primer cacerolazo en la Universidad de Camagüey. Hace apenas unas semanas hubo otro por los mismos motivos: apagones interminables y residencias estudiantiles en ruinas. El régimen pide sacrificio, pero ni siquiera garantiza la luz para que los jóvenes estudien.

La protesta universitaria se suma a la ola de manifestaciones que sacudió este fin de semana a La Habana y a varias provincias, con apagones de hasta cuarenta y ocho horas. En Marianao la gente salió con cacerolas y fogatas en plena calle, escenas que fueron grabadas y difundidas por CiberCuba mientras la prensa oficial seguía mirando para otro lado.

El Observatorio Cubano de Conflictos reportó en noviembre un récord histórico de más de mil protestas en un mes. Cuba está hirviendo y no por el clima. La combinación de apagones, falta de combustible, precios imposibles y refrigeradores vacíos tiene al país al borde del colapso.

Mientras el pueblo se cuece en la oscuridad, la cúpula gobernante sigue sin ofrecer una solución. Miguel Díaz-Canel posa para las cámaras, Raúl Castro manda desde las sombras y GAESA controla hasta el aire que se respira. Pero la gente ya no aguanta más. En Camagüey fueron los estudiantes quienes dijeron basta, golpeando sus cacerolas con la misma fuerza con la que el régimen golpea la dignidad del país.

En Baracoa la historia se repitió. Vecinos de Cabacú salieron la noche del 8 de diciembre gritando “¡Queremos corriente y agua!”, cansados de vivir en condiciones que ya parecen castigo. Y como siempre, los perfiles oficialistas corrieron a negar lo evidente. La página Primera Trinchera intentó vender la escena como una manipulación de medios independientes. También apareció un vocero improvisado asegurando que aquello fue un “diálogo”, como si los videos no mostraran claramente a decenas de personas protestando en plena calle.

Las imágenes difundidas por el activista Juannier Rodríguez, y retomadas por Martí Noticias, muestran exactamente lo que el gobierno no quiere que se vea: ciudadanos comunes reclamando derechos básicos que el régimen es incapaz de garantizar.

Nada de manipulación. Nada de montajes. Lo que hay es un país cansado, un país exhausto, un país que ya no se conforma con esperar sentado a que la burocracia quiera funcionar. Donde haya apagones y agua cortada, habrá gente protestando. Y cada vez serán más.

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