La hermana de Alejandro Gil teme que el régimen lo “silencie”: “Si se muere en la cárcel, lo mataron ellos”

Redacción

Las palabras de María Victoria Gil, hermana del exministro de Economía condenado a cadena perpetua, cayeron como un mazazo en redes sociales. La mujer, visiblemente afectada, aseguró a CiberCuba que teme por la vida de Alejandro Gil y que la sentencia no es justicia, sino un mensaje de poder.

Su frase más dura retumba todavía: “Si se muere en la cárcel de un infarto o se suicida, lo han matado ellos. Porque es una boca que hay que tapar.” Con esa declaración dejó claro que la familia no cree en la versión oficial y sospecha que el exministro sabe demasiado para seguir respirando sin vigilancia.

Gil, que hasta hace poco era uno de los hombres de confianza de Díaz-Canel, terminó convertido en el nuevo villano oficial tras el desastre de la Tarea Ordenamiento. Su proceso judicial se manejó con el mismo secretismo y teatralidad que recuerdan a los juicios soviéticos, donde la condena estaba escrita antes de empezar.

Para la familia, el ensañamiento es evidente. No solo es la cadena perpetua, sino la confiscación de bienes que deja a su hija y a su nieta prácticamente en la calle. La casa donde vive su familia —una vivienda obtenida legalmente mediante permuta— será arrebatada por el Estado, mientras la vivienda original ya fue entregada a terceros. Es decir, desamparo total.

María Victoria explotó contra la doble moral del gobierno. “Después hablan de capitalismo, pero cómo no tienen vergüenza, cuando son los primeros que rompen todas las reglas, que estafan, que mienten, que engañan.” En su denuncia dejó ver que el discurso anticorrupción es solo un disfraz para ocultar un ajuste de cuentas político.

La familia anunció que apelará y que, si el fallo se mantiene, llevarán el caso a instancias internacionales. Su hijo, abogado en Europa, acompañará el proceso y ya advirtió que esto no está cerrado. “Vamos a seguir todas las vías internas y luego iremos a la Corte Internacional.”

El punto más polémico sigue siendo el supuesto espionaje. María Victoria cuestiona la falta absoluta de pruebas públicas. “La información es tan escueta que cualquiera puede ser acusado. Ahora mismo pueden decir que yo soy espía y punto.” El hermetismo del caso ha alimentado la sospecha de que todo es una operación política más que un proceso real.

La expresentadora también teme por la propia familia de Gil dentro de Cuba. No ha logrado comunicarse con su sobrina y sospecha que están bajo presión. La simple idea de imaginar a su hermano encerrado en Guanajay —una de las prisiones más temidas del país— la desgarra. “Aunque sea el delincuente más grande del mundo, es mi hermano. De imaginármelo en Guanajay se me cae el alma.”

Mientras el régimen intenta vender esta condena como ejemplo de “tolerancia cero” ante la corrupción, cada vez más cubanos lo ven como lo que realmente es: un chivo expiatorio en medio del peor derrumbe económico y político de las últimas décadas.

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