Matanzas colapsa: 30 horas de apagón por 1 de electricidad

Redacción

Si ya los apagones en Cuba son una tortura generalizada, en Matanzas la situación se ha convertido en una pesadilla digna de serie de terror. Vecinos de la provincia están denunciando un nivel de deterioro eléctrico que ya no se puede disfrazar con excusas: solo reciben entre una y dos horas de electricidad cada 24 a 30 horas. Sí, así mismo: un día completo en apagón… para apenas una chispa de luz.

La denuncia que más eco ha tenido en redes vino de Adrián Socorro Suárez, un residente de pleno centro de Matanzas, esa zona donde están los bancos, los comercios, policlínicos y toda la vida diaria de la ciudad. En su perfil de Facebook contó que llevan prácticamente un mes viviendo en esta agonía eléctrica. “Es inconcebible”, escribió, describiendo una rutina donde el apagón es la norma y la electricidad, un lujo.

Lo que Adrián esperaba —como muchos matanceros— era una rotación más justa. Después de todo, viven en el corazón urbano, donde se supone que debería haber más estabilidad. Pero no. Él mismo lo resumió con una frase que lo dice todo: “Ellos en un extremo, nosotros en otro. Ellos en sus oficinas; nosotros desde la oscuridad y el calor.” Para muchos, ese comentario no fue solo una crítica, sino un retrato fiel de la desconexión total entre las autoridades y el sufrimiento diario de la gente.

El testimonio de Adrián es, en realidad, la descripción de una crisis humanitaria disfrazada de “déficit energético”. Una realidad que los cubanos han repetido una y otra vez, mientras el régimen continúa haciendo oídos sordos. Para Socorro, estos apagones interminables no son simples cortes programados, sino un “sometimiento” que destruye la vida cotidiana.

Las consecuencias, por supuesto, son devastadoras: comida que se pudre sin refrigeración, hospitales que no pueden funcionar, familias que viven bajo un estrés constante, niños que no pueden estudiar… un retroceso colectivo que parece no tener fin. “El apagón diario es un saboteo a la economía familiar y nacional”, escribió, reclamando algo tan básico como soluciones reales y respeto.

Y tiene razón. La electricidad no es un lujo ni un premio por portarse bien. Es una necesidad que define la dignidad humana, algo que en Cuba, lamentablemente, hace mucho dejó de garantizarse.

Aunque el régimen sigue repitiendo que todo se debe a falta de combustible y a las termoeléctricas envejecidas, las redes cuentan otra historia: en provincias como Ciego de Ávila, Camagüey y Holguín la situación es igual de alarmante, con circuitos apagados más de 22 horas al día. Hogares enteros paralizados, negocios hundiéndose y servicios esenciales completamente comprometidos.

Mientras tanto, ni la Unión Eléctrica ni los funcionarios del gobierno han presentado un plan serio, concreto o mínimamente creíble para enfrentar esta crisis. El mensaje de Adrián refleja no solo la indignación matancera, sino el cansancio absoluto de un país entero atrapado en un sistema eléctrico que se cae a pedazos… y un gobierno incapaz de encender siquiera una esperanza.

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