El XI Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba quedó reducido a una sola jornada y será por videoconferencia este sábado 13 de diciembre. La propia nota del PCC admite, sin decirlo muy alto, que la decisión responde a la “compleja situación” que atraviesa el país. En otras palabras: ni el Partido tiene ya recursos para reunirse como antes.
El Buró Político explicó que recortaron el programa y optaron por el formato virtual para mantener a sus cuadros “en la base” y, supuestamente, más cerca de los problemas que afectan la vida diaria de los cubanos. También hablaron de ahorrar gastos financieros y materiales, otro indicio de que la caja del régimen está seca.
La modificación es notable porque el régimen había anunciado en noviembre que el Pleno duraría dos días, 12 y 13 de diciembre. Sin embargo, la crisis les obligó a condensarlo todo en una sola sesión, que será más formalidad que solución.
El PCC había adelantado en X que el encuentro abordaría temas importantes de la vida socioeconómica y política del país. Pero en las redes el anuncio no generó entusiasmo, sino molestia. Los comentarios de los propios cubanos dejaron claro el sentir general: reuniones sobran, soluciones faltan.
Una internauta mencionó el Día Internacional de los Derechos Humanos para pedir que, por una vez, miren cómo vive la gente. Otro usuario fue más directo: “el pueblo no vive… sobrevive”. No faltaron quienes describieron su día a día entre apagones sin aviso y la falta de gas para cocinar, un punto donde el absurdo ya raya en lo criminal. Una mujer lo resumió de forma contundente: “¿Entonces cómo nos alimentamos?”.
También aparecieron reclamos de “trabajo y soluciones”, y críticas a la eterna muela política que no arregla nada mientras el país se hunde. Los cubanos ven estas reuniones como un teatro repetido donde nadie baja de la nube ni pisa la realidad.
Desde el 15 de noviembre, el PCC y sus organizaciones satélites han estado moviéndose por el país con un proceso de “debate” sobre el llamado Programa de Gobierno para “corregir distorsiones”. Más encuentros, más discursos, más videoconferencias… y la economía sigue igual de trancada. Eso sí: el aparato político se mantiene activo, aunque sea por pantalla, mientras el pueblo enfrenta la peor crisis en décadas sin que el régimen muestre capacidad real de cambiar nada.
