Santiago de Cuba volvió a encenderse, pero no de luces navideñas, sino de indignación. La página oficial Santiago de Cuba Travel, una vitrina del Ministerio de Turismo, publicó este lunes una imagen que pretendía vender una ciudad brillante, decorada y llena de espíritu festivo. En la foto se veía un enorme árbol de Navidad, calles impecables y un ambiente que parecía sacado de una postal europea. El problema es que esa Santiago idílica no existe… ni de lejos.
La imagen —que huele a inteligencia artificial desde la primera mirada— duró poco en Facebook. En cuestión de horas, la publicación fue bombardeada por comentarios de santiagueros incrédulos, molestos y hasta burlones, que no dejaron títere con cabeza. El post terminó borrado, como casi todo lo que deja al régimen en evidencia.
Entre las respuestas, la gente soltó su verdad sin filtros. Un usuario preguntó si eso era “Santiago de Cuba o Santiago de Chile”, porque la ciudad oriental, con apagones de más de veinte horas, no ve una luz así ni en sueños. Otro comentó que “al que logre encender un arbolito en Santiago hay que hacerle un monumento”. Otros fueron más directos: “La felicidad de los santiagueros está apagada”, una frase que resume de golpe la absurda distancia entre la propaganda y la realidad.
}Los comentarios reventaron en sarcasmo. “Santiago nunca ha tenido un árbol así ni en fotos”, soltó uno. Otro preguntó con ironía: “¿Con qué luz van a prender ese arbolito inventado por IA?”. La gente no solo se rió; también dejó claro que le molesta profundamente que el régimen siga fabricando fantasías mientras el pueblo vive entre apagones, miseria y abandono.

La tormenta digital estalló justo después de que la Unión Eléctrica reconociera que el sistema eléctrico está en uno de sus peores momentos en años. Santiago de Cuba es una de las provincias más golpeadas, con cortes que superan las veinte horas seguidas. Y como siempre, la UNE salió con el cuento del bloqueo, esquivando décadas de desidia, corrupción y equipos destruidos por falta de mantenimiento. La retórica es la misma, pero la oscuridad cada vez es mayor.
Mientras eso pasa, el gobierno insiste en vender una imagen de normalidad que da pena. Este lunes La Habana vivió fuertes protestas nocturnas por los apagones, justo cuando el régimen proyectaba películas en 23 y 12, tratando de maquillar la crisis con cultura y pantallas gigantes. El país en penumbras, y el gobierno con el proyector encendido. Una metáfora perfecta de la desconexión total entre la vida real y el discurso oficial.
El absurdo no terminó ahí. Hace unos días, el propio Ministerio de Turismo trató de promocionar el hotel Iberostar Selection La Habana como un lugar “vibrante”. La reacción fue la misma: cubanos indignados recordando que La Habana “vibra”, sí, pero de apagones, suciedad y una crisis que no deja espacio para el glamour. Como dijo un internauta, “construyan una termoeléctrica cinco estrellas, a ver si así salimos del apagón”.
Mientras tanto, el turismo sigue derrumbándose. La Oficina Nacional de Estadísticas e Información reporta apenas 2.1 millones de viajeros hasta octubre de 2025, un desplome que ni la propaganda puede maquillar. Canadá, Rusia y Estados Unidos, que antes traían visitantes, llevan una caída tremenda. Ni los hoteles nuevos, ni las campañas, ni las imágenes digitales han logrado detener la caída libre del sector.
La contradicción es brutal. El régimen gasta millones creando postales falsas de ciudades que no existen, mientras la gente vive entre apagones interminables, colas, escasez y un cansancio colectivo que se siente en cada esquina. Santiago de Cuba no está “vibrando con esperanza”, como decía la publicación oficial. Lo que vibra es la rabia acumulada, la frustración de un pueblo cansado de que le mientan en la cara, y la indignación de ver cómo la propaganda ilumina una ciudad que en la vida real se queda completamente oscura.










