La ciudad de Guantánamo amaneció con un nudo en la garganta este jueves. El barrio entero quedó marcado tras la muerte de Eraine Zaya Murcado, conocido por todos como “40 y 20”, un hombre noble y trabajador que perdió la vida dentro de su propia casa después de sorprender a unos ladrones aprovechando otro de los interminables apagones que hoy tienen a Cuba viviendo en penumbras.
La noticia corrió como pólvora cuando el creador de contenido Marlon Guantánamo publicó un video grabado dentro de la vivienda. Las imágenes, demasiado sensibles para una familia que apenas podía sostenerse del dolor, desataron una tormenta en redes. Sus seres queridos no tardaron en exigir respeto y pedir que el material fuera retirado.
“¿Cómo pudiste subir ese video sin permiso? No sabes lo que estamos viviendo”, reclamó su sobrina Greter Cuesta, dejando claro que la tragedia ya era suficiente para cargar encima como para lidiar también con la exposición pública del momento más duro de sus vidas.
El crimen ocurrió en 12 Sur y 5 Oeste, en plena oscuridad total. Según relatos de vecinos, los delincuentes entraron amparados por el apagón. Eraine escuchó un ruido en el patio, salió a ver qué pasaba y ahí mismo, en su propio hogar, lo sorprendieron y le arrebataron la vida.
Un hombre que todos querían
Para quienes lo conocían, “40 y 20” era de esos cubanos buenos que siempre están para los demás. Un guantanamero alegre, sociable, querido en las vallas de gallos donde vendía ron y sacaba risas con su manera de echar el bonche. Todos coinciden en que era trabajador, luchador y respetado.
“Era tremenda persona, un hombre de los buenos”, lamentó un vecino. “Duele porque se ve que era alguien querido por todo el mundo”, comentó otra persona al enterarse del caso.
El cariño hacia él no tenía fronteras. De Cuba a donde estuviera su familia regada por el mundo, el dolor llegó igual. “Te llevaste un pedazo de mí”, escribió su sobrina desde la distancia.
Otros, además del pesar, dejaron claro su hartazgo con la realidad del país. “Hasta cuándo vamos a perder gente buena por culpa de delincuentes. Ese gobierno no hace nada para evitar estas tragedias”, denunció indignado un amigo cercano.
Un país donde la oscuridad se usa como arma
La muerte de Eraine no es un hecho aislado. Es un síntoma más de la descomposición social que vive Cuba. Los apagones, cada vez más prolongados, han convertido a barrios enteros en zonas vulnerables donde la oscuridad se presta para el crimen.
“Ya da miedo vivir en este país. Los apagones son la herramienta perfecta para que los malintencionados destruyan vidas inocentes”, expresó Yaismin Laborde, reflejando el terror que se respira en las noches cubanas.
La sensación de desamparo es general. Gente que ni en su propia casa siente seguridad. “Ya esto es demasiado. Ni dentro del hogar uno está protegido”, dijo otro vecino.
Mientras la comunidad pide justicia y respuestas, la familia intenta entender cómo un hombre tan querido terminó siendo víctima de la violencia que crece a la misma velocidad que el deterioro del país. Una Cuba donde el crimen se mezcla con la oscuridad y donde miles de familias viven con el temor de que el próximo apagón traiga también su propia tragedia.
