Ulises Toirac le canta las verdades al régimen: «Esto puede terminar en un río de sangre»

Redacción

El humorista cubano Ulises Toirac volvió a decir lo que muchos piensan y pocos se atreven a gritar en voz alta. Tras las nuevas protestas que sacudieron La Habana y varias ciudades del país, el comediante no se guardó nada y lanzó un mensaje directo al régimen, dejando claro que el pueblo está cansado y que la represión no va a tapar el desastre que vive Cuba.

Desde su cuenta en Facebook, Toirac cuestionó la manera en que el Gobierno responde a cada estallido social. Según él, seguir golpeando, amenazando y silenciando al que protesta solo va a empujar al país a un abismo más profundo.

Recordó que detrás de cada cacerolazo y de cada calle oscura hay una verdad que ya no se puede maquillar: la pobreza se ha regado como pólvora, alcanzando a familias que hace pocos años lograban sobrevivir “inventando” y que hoy están al límite.

La noche del lunes, Cuba vivió otra jornada de rabia colectiva. Barrios enteros se lanzaron a la calle en medio de apagones interminables, fogatas improvisadas y gritos pidiendo luz, comida y libertad. El país se fue a negro, pero la población dejó claro que ya no piensa quedarse callada.

Toirac lo resumió con crudeza: la crisis eléctrica es un desastre sin horizonte de solución, y está hundiendo aún más a un país que ya venía sobreviviendo con las uñas. Un país donde cada día se vuelve más difícil comer, trasladarse o simplemente aguantar la desesperación.

El humorista también arremetió contra la conducción económica del régimen. Años de parches, medidas improvisadas y rectificaciones a medias han terminado por hundir la economía nacional, aunque el Gobierno siga usando el embargo como excusa para no asumir su responsabilidad directa.

Toirac incluso reconoció que ni una gestión perfecta podría sostener la tensión que genera la eterna confrontación con Estados Unidos, una pelea que —dijo— dejó a Cuba en una posición ridículamente vulnerable frente a un adversario infinitamente más poderoso. Según él, con inteligencia y voluntad real se habrían podido construir puentes, no muros.

Recordó que esa confrontación solo fue sostenible durante la era de Fidel Castro, por su peso político internacional y su carisma, pero aclaró que los tiempos cambiaron y los líderes también, una referencia evidente al actual mandatario, aunque nunca mencionó su nombre.

En su reflexión, Toirac criticó una política exterior que parece vivir desconectada del dolor del cubano de a pie, empeñada en mantener una postura que solo agrava la crisis. Mientras tanto, la nación se desploma y nada apunta a que las cosas vayan a mejorar pronto.

Por eso le preocupa profundamente la respuesta del régimen ante el creciente descontento. “No se resuelve nada criminalizando y reprimiendo”, advirtió. Según él, insistir en ese camino solo va a profundizar el conflicto social y llevar al país a escenarios mucho más oscuros.

La frase que estremeció a todos fue su alerta sobre lo que podría pasar si el Gobierno persiste en aplastar las protestas: “Si la respuesta es esa, esto va a convertirse en algún punto en un río de sangre”.

Las palabras de Toirac llegan cuando Cuba está al borde del colapso definitivo. Las protestas espontáneas crecen, los apagones revientan la paciencia de la gente y la economía está por los suelos. El régimen está en una posición frágil, sin respuestas y sin credibilidad ante un pueblo que ya no compra promesas ni discursos vacíos.

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