Dos ancianos abandonados en Camajuaní: la Cuba rural que el régimen esconde

Redacción

En la comunidad rural de La Sábana, a un costado de la Carretera Central en el municipio villaclareño de Camajuaní, Eleuterio y Mirtha envejecen a la intemperie del abandono. No solo del paso del tiempo, sino del abandono más cruel: el del Estado que dice proteger a sus ciudadanos, pero los deja morir en silencio.

Ambos son ancianos, están enfermos y viven completamente solos, sin respaldo institucional, sin asistencia social y sin la más mínima presencia de las autoridades que tanto hablan de justicia social. Cada día es una lucha contra la pobreza extrema, en un entorno donde la miseria no es casualidad, sino consecuencia directa de décadas de negligencia gubernamental.

Su única ayuda proviene de uno de sus hijos, que intenta sostenerlos como puede, aunque él mismo vive en condiciones económicas desesperadas. No hay pensión que alcance, no hay sistema de apoyo que funcione y no hay promesas oficiales que se conviertan en realidad cuando el escenario no es una tarima ni una Mesa Redonda.

La dura situación de esta pareja salió a la luz gracias al creador del canal de YouTube Cubanos en Ruta, quien llegó hasta su vivienda y mostró sin maquillaje lo que muchos prefieren ignorar. Paredes deterioradas, carencias básicas y una sensación de abandono absoluto que duele más que cualquier cifra estadística.

El video, que nos llegó a través de una notificación de la propia plataforma, expone una urgencia evidente: falta comida, faltan medicamentos, falta atención médica y falta, sobre todo, humanidad institucional. Nada de eso aparece cuando se habla del “sistema” que presume ser ejemplo para el mundo.

La historia de Mirtha y Eleuterio no es una excepción, es un reflejo cada vez más común de la Cuba profunda, esa que no sale en los reportes oficiales ni en los discursos triunfalistas. Es la Cuba donde los ancianos sobreviven como pueden, mientras el régimen invierte recursos en propaganda, viajes y privilegios para unos pocos.

En La Sábana, como en tantos otros rincones del país, la vejez se vive como una condena, no como una etapa de cuidado y dignidad. Y mientras tanto, el Estado sigue ausente, mirando hacia otro lado, dejando claro que en la Cuba actual envejecer pobre es sinónimo de ser descartable.

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