Villa Clara bajo agua: Fuertes lluvias e inundaciones obligan a evacuaciones en Sagua la Grande y Cifuentes

Redacción

Más de 200 personas han tenido que abandonar sus casas tras activarse la alerta por inundaciones en los municipios de Sagua la Grande y Cifuentes, en la provincia de Villa Clara, una situación que vuelve a desnudar la fragilidad de muchas comunidades frente a eventos climáticos cada vez más frecuentes.

De acuerdo con información difundida por el periodista oficialista Henry Omar Pérez, las lluvias también han dejado alrededor de un centenar de viviendas afectadas, una cifra que, como casi siempre, se presenta sin demasiados detalles sobre la magnitud real de los daños ni el destino inmediato de las familias.

Las zonas más golpeadas han sido Sitiecito y sus alrededores, donde el agua entró sin pedir permiso, empujando a vecinos a salir con lo puesto y a depender, una vez más, de centros de evacuación improvisados y de la solidaridad entre ellos mismos.

Las autoridades explican que las fuertes precipitaciones saturaron los suelos y provocaron el desbordamiento de ríos menores. Desde Recursos Hidráulicos, el especialista Lizardo González Saavedra aseguró que las presas de la región “se mantienen estables”, una frase que suele repetirse cada vez que el agua sube, como si eso bastara para tranquilizar a quienes ya lo han perdido casi todo.

Por su parte, la vicepresidenta del Consejo de Defensa Provincial, Milaxy Yanet Sánchez Armas, afirmó que se están tomando “todas las medidas necesarias para proteger a las familias” y que las autoridades están en el terreno atendiendo personalmente a los damnificados. El discurso de siempre, pulido para las redes sociales, pero que rara vez se traduce en soluciones duraderas.

Desde los canales oficiales se insiste en que la población siga las orientaciones de la Defensa Civil y acuda a los centros de evacuación, mientras se pide “mantenerse informado y seguro”. Lo que no se explica es cómo se protege una familia cuando cada temporada de lluvias vuelve a encontrarla igual de vulnerable, sin drenajes adecuados, sin mantenimiento y sin recursos reales para prevenir.

No es un caso aislado. A finales de noviembre, intensas lluvias provocaron graves inundaciones en Morón, en Ciego de Ávila, dejando calles convertidas en ríos y el tránsito prácticamente colapsado. El patrón se repite: agua, evacuaciones, declaraciones oficiales… y luego el silencio.

En Villa Clara, como en tantas provincias del país, la naturaleza no es el único problema. La falta de infraestructura, el abandono acumulado y la incapacidad del régimen para invertir en prevención convierten cada lluvia fuerte en una emergencia. Mientras tanto, los afectados esperan, otra vez, que el agua baje y que las promesas no se las lleve la corriente.

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