Apagón mortal en Pinar del Río: pareja pierde la vida dentro de su propia vivienda asfixiados por el humo de su planta eléctrica

Redacción

Lo que debía ser una noche de alegría terminó convertida en tragedia. En Pinar del Río, otra familia quedó destrozada por una realidad que ya se ha vuelto rutina en Cuba: los apagones interminables y las decisiones desesperadas que estos obligan a tomar.

Carmelo y Niurka, una pareja muy querida en su comunidad, fueron encontrados sin vida dentro de su vivienda en la calle Alameda, entre la Secundaria 1200 y la bodega Los Padrinos. La causa preliminar apunta a una posible asfixia tras encender una planta eléctrica para enfrentar la falta de corriente.

La información comenzó a circular en redes sociales, específicamente en la página de Facebook “Nio reportando un crimen”, que compartió el testimonio de una vecina bajo condición de anonimato. Como suele ocurrir en Cuba, la noticia no llegó primero por vías oficiales, sino por el boca a boca digital.

Según relatan personas cercanas, la pareja estaba celebrando una buena noticia: Carmelo había logrado regresar a su trabajo como taxista. Una de esas pequeñas victorias que hoy en Cuba se celebran como grandes logros. Pero la alegría duró poco. Esa misma noche, el apagón volvió a caer sobre el barrio.

Ante la oscuridad total, decidieron encender un generador eléctrico. Una práctica cada vez más común en la Isla, donde hay apagones que superan las 20 horas diarias. Lo que muchos ven como la única solución para poder dormir, cocinar o simplemente sobrevivir, se ha convertido también en una trampa mortal.

Al día siguiente, al no responder llamadas ni dar señales de vida, el hermano de Carmelo y un vecino tuvieron que forzar la puerta de la casa alrededor de las 9:00 de la mañana. La escena fue devastadora: ambos estaban sobre la cama, sin signos vitales.

Aunque aún se espera el dictamen oficial de Medicina Legal, todo indica que murieron por inhalación de gases tóxicos emitidos por la planta eléctrica, probablemente monóxido de carbono.

Un barrio de luto y una tragedia que se repite

La conmoción en el vecindario es total. Amigos y vecinos inundaron las redes con mensajes de dolor y confirmaron lo sucedido. Una mujer escribió: “Lamento esa gran pérdida para mi amiga Yaquelin y para su hermana que falleció, que éramos amigas”.

Los comentarios reflejan miedo, resignación y cansancio. En Cuba, las plantas eléctricas se han convertido en un mal necesario: ayudan a conservar alimentos, a ventilar una casa sofocante o a cargar un celular, pero también pueden matar en silencio.

Algunos vecinos advierten sobre prácticas peligrosas que se repiten: colocar los generadores dentro de las casas o demasiado cerca de puertas y ventanas. Otros recuerdan tragedias similares en Guanabacoa, Las Tunas y otros puntos del país, donde familias enteras han estado a punto de morir… o no lo lograron.

Muchos explican el dilema real: si sacan la planta para afuera, se la roban. Si la ponen dentro, arriesgan la vida. “Están acorralados”, resumió un usuario. Y no le falta razón.

La indignación también se hace sentir. “Si no existieran estos apagones criminales, nadie estaría muriendo así”, escribió otro comentario que resume el sentir de muchos cubanos.

Incluso quienes no tienen plantas eléctricas sufren las consecuencias. Vecinos con asma, niños y ancianos inhalan los gases sin protección alguna, obligados a convivir con un peligro constante.

Una advertencia que llega tarde

Casos como el de Carmelo y Niurka, o el ocurrido el año pasado en Las Tunas donde murieron un padre y su hija de dos años, demuestran que esto no es un hecho aislado. Es el resultado directo de una crisis energética que empuja a la población a soluciones extremas.

Nunca está de más recordarlo: una planta eléctrica de combustión jamás debe encenderse dentro de una vivienda o espacio cerrado. El monóxido de carbono es invisible, no huele y puede matar en minutos. El generador siempre debe colocarse en exteriores, lejos de puertas y ventanas.

Pero en Cuba, donde la supervivencia diaria es una ruleta rusa, esa advertencia muchas veces llega cuando ya es demasiado tarde.

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