Thiago Lacerda, el galán brasilero que marcó una época en el corazón de las cubanas, está de visita en La Habana

Redacción

Para muchas cubanas, hay personajes que el tiempo no logra borrar. Y Giuseppe Garibaldi es uno de ellos. Por eso, la llegada a La Habana del actor brasileño Thiago Lacerda, quien dio vida a ese inolvidable personaje, ha despertado una mezcla de nostalgia, admiración y sonrisas cómplices entre sus seguidoras.

Lacerda se encuentra en Cuba como jurado del 46 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, según confirmó una nota fechada el 12 de diciembre de 2025. Su presencia no ha pasado desapercibida, sobre todo entre quienes recuerdan con cariño aquella miniserie que marcó época en la televisión cubana.

Durante su estancia en la capital, el actor ha participado en varias actividades públicas y encuentros con medios e instituciones relacionadas con el evento cinematográfico. Entre ellas, un intercambio con la prensa desde el emblemático Hotel Nacional y apariciones en espacios televisivos que rápidamente captaron la atención del público.

En un encuentro con periodistas realizado este viernes en el Hotel Nacional, Lacerda no ocultó su entusiasmo. Dijo sentirse feliz de estar en Cuba y de formar parte de lo que describió como una “gran fiesta del séptimo arte” en América Latina, un espacio que, según él, celebra la diversidad y la identidad cultural de la región.

En declaraciones al medio oficialista Prensa Latina, el actor confesó que este viaje era un deseo pendiente desde hacía tiempo. Entre las impresiones que se lleva de la Isla, destacó la forma “tan linda” en que el público cubano se conecta con el cine y con las historias que se proyectan en la pantalla grande.

También aseguró que le impactó ver a la gente en las salas de cine y en las calles, así como el intercambio con otros miembros del jurado y la calidad de las películas exhibidas. Para Lacerda, todo eso ha convertido su visita en “una gran experiencia” y en un momento especial dentro de su trayectoria profesional.

Al ser consultado sobre la relación entre su trabajo en telenovelas y su carrera en el cine, especialmente en el contexto de un festival que valora el cine de autor y la identidad regional, respondió que le resulta “muy bonito” cómo los personajes, sin importar el formato, logran conectar profundamente con las personas.

En ese mismo diálogo, adelantó que tiene planes de regresar a Cuba con su espectáculo teatral y que no descarta volver en otra ocasión acompañado de su familia. Un comentario que fue recibido con entusiasmo por quienes ya sueñan con volver a verlo en escenarios cubanos.

Lacerda también defendió con orgullo su trabajo en la televisión, asegurando que fue una vía importante para establecer una relación directa y duradera con el público, algo que considera esencial para cualquier actor.

En sus reflexiones, habló del cine latinoamericano como un espacio de unión y diálogo, y destacó el papel del arte y la cultura como herramientas de provocación intelectual e incluso política. Al festival le deseó larga vida y continuidad, con la esperanza de que mantenga el nivel de calidad mostrado en esta edición.

Como jurado, se describió como un espectador optimista y curioso del trabajo de sus colegas. Evaluar, dijo, le resulta un ejercicio placentero que le permite mirar y aprender de otras trayectorias creativas.

Se definió a sí mismo como un “contador de historias” y afirmó que en ese oficio no pueden faltar la sorpresa, la creatividad y la originalidad. Aunque asegura que nació para actuar frente a la cámara, no descarta, en un futuro, asumir el rol de director.

Cuando le preguntaron qué se llevaría de Cuba, no dudó: “la sonrisa del pueblo cubano” y su gentileza. Y al describir al país en pocas palabras, fue directo y sencillo: “Cuba linda”.

Además, Lacerda participó este sábado en el programa televisivo “Al Mediodía”, conducido por Marino Luzardo, donde sostuvo una conversación cargada de anécdotas y recuerdos que reforzaron su cercanía con el público cubano.

Thiago Lacerda alcanzó una enorme popularidad en Cuba y otros países gracias a su interpretación de Giuseppe Garibaldi en la miniserie A Casa das Sete Mulheres, un papel histórico que consolidó su imagen de galán y le abrió las puertas del reconocimiento internacional.

A lo largo de su carrera ha sabido moverse con soltura entre la televisión, el cine y el teatro, participando tanto en producciones comerciales como en proyectos de mayor vuelo artístico. Más allá del estereotipo del galán, se le reconoce por su formación sólida, su versatilidad y por haber construido una carrera que sigue creciendo con el paso del tiempo.

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