Joven cubana intenta cocinar arroz blanco por primera vez y el resultado ha dejado una ola de burlas en redes sociales

Redacción

Cocinar arroz blanco parece fácil… hasta que te toca hacerlo por primera vez. Y eso fue justamente lo que decidió mostrar en redes una creadora de contenido cubana que, sin imaginarlo, terminó provocando una ola de empatía, risas y consejos que conectaron a miles de personas.

La joven, conocida en redes como Guajirita Cubana, apostó por la honestidad y se lanzó a contar su primera experiencia frente a la cocina preparando el plato más básico —y a la vez más traicionero— de la mesa cubana: el arroz blanco. Algo que, aunque muchos lo ven como “pan comido”, ha sido el terror silencioso de generaciones de principiantes en todo el mundo.

No tenía el mejor equipamiento. Su arsenal culinario se limitaba a una olla de presión bastante vieja y una hornilla eléctrica que apenas cumplía su función. Aun así, decidió lanzarse con un menú clásico del día a día en cualquier casa cubana: arroz blanco, revoltillo de huevo y un plátano maduro frito para completar.

El resultado estuvo lejos de lo soñado. El arroz quedó pasado, húmedo y pegajoso, de ese que se vuelve una sola masa. El revoltillo terminó pegado al fondo de la cazuela, luchando por sobrevivir, y el plátano maduro fue, sin discusión, la estrella del plato y lo único que daba ganas de repetir.

Consciente de cómo funcionan las redes, la Guajirita Cubana se preparó mentalmente para recibir críticas, burlas y comentarios duros. Sin embargo, lo que ocurrió fue todo lo contrario y cambió por completo el rumbo de la historia.

Lejos de los ataques, su sinceridad, su humor y su manera tan natural de mostrarse vulnerable conquistaron a los usuarios. El video superó las 11 mil visualizaciones y se llenó de mensajes solidarios, anécdotas personales y risas compartidas, tanto de cubanos dentro de la isla como de quienes viven fuera.

“Yo cuando me mudé sola tenía que llamar a mi mamá para saber hasta cómo hervir el agua”, comentó una seguidora entre carcajadas, recordando sus propios tropiezos culinarios.

Otra persona confesó sin pena: “Una vez hice un arroz y me salió una sopa gelatinosa, pero con los años aprendí… porque nadie nace sabiendo”. Frases que demostraron que todos, en algún momento, hemos pasado por el mismo desastre.

No faltaron los consejos dados con cariño y sin ánimo de criticar. Algunos recomendaban hervir el agua primero antes de echar el arroz, mientras otros defendían la teoría opuesta: sofreír el arroz antes de agregar el agua. Cada comentario era una mini clase de cocina improvisada.

Entre tantos mensajes, uno resumió el espíritu del momento: “La práctica hace la perfección. ¡Sigue intentando!”. Y así, sin pretenderlo, la Guajirita Cubana convirtió un arroz mal hecho en una experiencia colectiva.

Puede que su menú no haya sido digno de un restaurante, pero logró algo mucho más valioso: unir a una comunidad alrededor de recuerdos, aprendizajes y risas sobre esas primeras veces frente al fogón.

El arroz blanco es un plato engañoso. Su preparación depende del tipo de grano, la olla, la cantidad de agua y hasta el carácter del fuego. Por eso, más que una receta, es una prueba de paciencia y constancia.

Aprender a hacerlo bien toma tiempo, errores y muchos intentos. Y como demostró este video, a veces fallar también es una forma hermosa de conectar.

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