Han pasado más de 47 días desde que un ciclón arrasó con la comunidad de La Aguada de Mabay, en el municipio Bayamo, y lo único que ha llegado hasta allí no es ayuda, sino silencio oficial. Las aguas se llevaron casas, pertenencias y tranquilidad, pero las autoridades locales brillan por su ausencia, dejando a decenas de familias a la intemperie y sin respuestas.
Una vecina de la zona, desesperada por la falta total de apoyo, decidió contar su historia a La Tijera News. Con la voz cargada de impotencia, explicó que ha tocado todas las puertas posibles dentro del aparato estatal sin recibir ni una sola solución. Ni colchones, ni asistencia básica, ni una visita oficial. Perdieron todo y ni siquiera fueron incluidos en la entrega de donaciones, mientras otros sí aparecían en las listas mágicas del gobierno.
La situación roza lo indignante cuando, según su denuncia, tanto ella como su hijo fueron catalogados de “alborotadores” simplemente por reclamar ayuda. En la Cuba del régimen, exigir derechos básicos después de una tragedia se convierte en delito, y levantar la voz equivale a buscarse problemas.
Mientras tanto, La Aguada de Mabay sigue atrapada en una emergencia permanente. La mayoría de los pozos están inutilizados, varias viviendas colapsaron y las lagunas que rodean el caserío continúan desbordadas. El único camino de acceso permanece bajo el agua, dejando a la comunidad prácticamente incomunicada, como si no existiera en los mapas oficiales.
Sus propios habitantes lo dicen sin rodeos: son un pueblito olvidado por todos. Un lugar donde el Estado no llega ni para evaluar daños, ni para ofrecer soluciones, ni para mostrar la mínima empatía. Cada día que pasa sin respuesta confirma lo que muchos ya saben: en Cuba, la solidaridad oficial es propaganda, y el abandono es política.
La Aguada de Mabay sigue esperando. No discursos, no consignas, no promesas recicladas. Solo una respuesta real que nunca llega, mientras la vida se les desmorona entre el agua estancada y la indiferencia del poder.










