Régimen organiza gran concurso gastronómico para los hoteles de la cadena Gaviota mientras el pueblo no tiene nada que comer en sus casas

Redacción

En pleno Topes de Collantes, el grupo empresarial Gaviota se dio su fiestecita de lujo para cerrar la primera edición del Concurso Nacional Sabor a Cuba. Allí, el chef matancero Richel Pérez Pasos, del hotel GRAND ASTON Varadero Beach Resort, se llevó la corona absoluta. Según TV Yumurí, Pérez Pasos llegó a la final luego de ganarse un certamen local en Varadero y superó a sus competidores Jesús Javier Águila Contreras y Elexis López Espinosa, quienes representaban Cayo Santa María y Jardines del Rey, respectivamente.

El evento, que arrancó el 9 de diciembre y terminó el 12, para Gaviota es un “paso más” en la promoción de la cocina criolla y la marca gastronómica “Nativa”. Leandro Acosta Labrada, director de Comunicación del grupo, aseguró que la idea es premiar la creatividad y salvaguardar la tradición culinaria cubana, mientras se eleva la experiencia gastronómica de sus hoteles. La cocina criolla, recuerdan, fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación en 2019, como parte de la identidad nacional.

Pero afuera de los salones de lujo, la realidad es otra. El hambre golpea a miles de familias cubanas, en medio de un deterioro moral y social donde la supervivencia diaria se impone sobre los valores. Con los precios de los alimentos disparados y la escasez crónica de proteínas, la gente se ve obligada a ingeniárselas como puede: caza furtiva de aves, captura y venta de gatos, consumo de iguanas e incluso pesca con químicos en ríos para poder comer.

Un reciente informe del Food Monitor Program (FMP), organización independiente que monitorea la alimentación, confirma que estas prácticas no son anecdóticas: reflejan una crisis alimentaria que vacía estómagos y erosiona la base ética de la sociedad. La combinación de inflación, desorganización institucional y falta de producción agrícola ha llevado a comunidades enteras al límite, donde la creatividad culinaria de Gaviota y sus chefs estrella parece un lujo fuera de lugar mientras la población lucha por sobrevivir.

En Cuba, la cocina criolla puede ser Patrimonio Cultural, pero para la mayoría de la gente, un plato decente sigue siendo un lujo que no pueden permitirse. Mientras unos celebran premios y banquetas de ensueño, el cubano de a pie pelea cada día para que su familia no pase hambre.

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