Un nuevo episodio de violencia armada sacude a La Habana, mientras las autoridades, como de costumbre, guardan un silencio que ya resulta escandaloso. En la noche de ayer se registró un hecho grave en el municipio San Miguel del Padrón, muy cerca del cine Continental, una zona residencial donde la inseguridad parece haberse normalizado ante la pasividad del Estado.
Según información compartida con esta plataforma, un hombre resultó gravemente herido por disparos, y su estado de salud es crítico. La víctima fue identificada como Armando Guzmán, de 45 años, padre de dos hijos, quien permanece ingresado en terapia intensiva en el hospital La Benéfica, luchando por su vida.
Personas que aseguran conocer lo ocurrido señalan que los presuntos atacantes serían vecinos del reparto Primero de Mayo, ubicado justo frente a la cuadra donde reside la víctima. Tras el ataque, los agresores abandonaron el lugar sin ser detenidos, lo que vuelve a poner en evidencia la falta de respuesta inmediata de las fuerzas del orden.
Hasta el momento, no existe confirmación oficial, ni comunicados de la Policía Nacional Revolucionaria, ni información sobre detenidos. Nada. El mismo libreto de siempre: cuando la violencia real toca la puerta, el régimen desaparece y deja a la población a merced del miedo y la incertidumbre.
Este caso vuelve a desmontar el discurso oficial de “seguridad ciudadana” que el poder repite en medios estatales. Las armas circulan, los delitos aumentan y la impunidad se impone, mientras el ciudadano común queda desprotegido y sin derecho siquiera a saber qué está pasando en su propio barrio.
La Habana ya no duerme tranquila, aunque desde arriba sigan vendiendo una Cuba ficticia. La realidad, como este hecho, se impone a tiros y con silencio oficial incluido.
