Graves daños materiales deja en la vivienda contra la que se empotró un ómnibus del transporte público en La Habana

Redacción

Las autoridades cubanas dicen estar investigando las causas de un accidente ocurrido en la madrugada de este lunes en La Habana, cuando un ómnibus articulado del transporte público terminó empotrado contra una vivienda de dos plantas en la avenida Santa Amalia. Por suerte —y solo por suerte— no se reportaron víctimas humanas.

Según la versión oficial difundida por Cubadebate, el ómnibus número 513, perteneciente a la UEB Terminal Santa Amalia, se estrelló alrededor de las 3:30 a.m. El medio celebró que la rápida evacuación de los residentes y la hora del accidente evitaron una tragedia mayor. Otra vez el milagro sustituyendo a la prevención.

El reporte reconoce que los daños materiales son “considerables”, tanto en la vivienda como en el propio vehículo. Hasta el lugar llegaron efectivos del Ministerio del Interior, bomberos, técnicos y representantes del Gobierno, más para controlar la escena que para explicar cómo una guagua estatal termina dentro de una casa mientras el país duerme.

Las autoridades prometieron una “investigación minuciosa” para esclarecer las causas del choque. Una frase que en Cuba suena conocida y que casi nunca se traduce en responsabilidades reales, sanciones claras o cambios visibles en un sistema de transporte cada vez más deteriorado y peligroso.

Imágenes compartidas en redes sociales muestran el momento en que el ómnibus fue sacado de la vivienda con ayuda de una grúa, para luego ser retirado del lugar por sus propios medios. Las fotos hablan solas: paredes destrozadas, estructura comprometida y una guagua que parecía más un proyectil que un medio de transporte.

Otras fotografías difundidas por usuarios reflejan el estado crítico tanto del inmueble como del vehículo, mientras muchos agradecían que no hubiera fallecidos. Celebrar que nadie murió se ha convertido en la vara más baja del desastre cotidiano.

Tras conocerse el accidente, las redes sociales estallaron con imágenes, videos y comentarios. La indignación fue tan grande como el susto. Muchos señalaron la frecuencia con la que ocurren siniestros similares y el abandono evidente del transporte estatal. “Casi no hay guaguas y las pocas que quedan viven chocadas”, escribió un usuario. Otro lamentó el daño a la vivienda en un momento en que reparar una casa en Cuba es casi una misión imposible.

No faltaron las especulaciones sobre una posible embriaguez del conductor, aunque hasta ahora no hay confirmación oficial. Aun así, el consenso fue claro: alguien tiene que responder. Porque más allá de la causa puntual, lo que queda al descubierto es un sistema colapsado, sin mantenimiento, sin control y sin respeto por la vida de la gente.

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