Ministerio de Salud Pública en Cuba comienza a contratar MiPymes privadas para encargarse de la limpieza en hospitales

Redacción

El Ministerio de Salud Pública de Cuba volvió a tocar fondo, esta vez al formalizar un contrato con la mipyme privada SermaVCom para encargarse de la limpieza hospitalaria, una decisión que desnuda sin pudor el colapso del sistema sanitario y la incapacidad del Estado para sostener su propia plantilla de trabajadores.

El acuerdo surge por una razón tan simple como escandalosa: ya no hay quien limpie los hospitales. La fuga masiva de personal, los salarios de miseria y el desgaste acumulado han dejado a centros médicos sin auxiliares de limpieza, obligando al régimen a tercerizar un servicio básico que durante décadas fue estatal.

La polémica no tardó en explotar. Según reveló el periodista oficialista Henry Omar Pérez, SermaVCom está reclutando personal para el hospital provincial Arnaldo Milián Castro, en Santa Clara, ofreciendo un salario mensual de 8.500 pesos cubanos. Hasta ahí, podría parecer una oportunidad laboral más… si no fuera porque un auxiliar de limpieza estatal gana apenas 2.100 CUP.

La matemática es simple y brutal. Limpiar con una mipyme paga casi cuatro veces más que limpiar directamente para el Estado, y en muchos casos más que el salario mensual de médicos y enfermeros que trabajan en ese mismo hospital. El mundo al revés, versión tropical y socialista.

Las redes sociales ardieron. Desde Santa Clara, Yahimy Rodríguez lo dijo sin rodeos: “Con ese salario solo queda rezar para que los médicos no se quiten la bata y se pongan a limpiar”. Arelys Pérez fue todavía más directa: “Me sirve, yo gano la mitad y estudié toda una vida. Nadie me regaló la carrera”. Y Esther Ávalos resumió el sentir general con una frase corta y filosa: “El mundo al revés”.

Otros se preguntan lo obvio. ¿Por qué pagarle caro a un intermediario privado en lugar de subir el salario de los trabajadores estatales? Ana Steel lo planteó claro: “¿No sería más lógico mejorar el sueldo de los empleados de limpieza del hospital que pagarle a una mipyme para que haga lo mismo?”. La pregunta queda flotando, porque respuesta oficial no hay.

Detrás del contrato asoma un olor conocido. Sobrecostos, intermediación innecesaria y posible corrupción, un cóctel clásico del modelo cubano cuando el Estado fracasa y abre la puerta a privados “amigos” para tapar huecos… cobrando caro.

Todo esto ocurre mientras el sistema de salud se desangra. Entre 2021 y 2024 más de 77.500 profesionales sanitarios abandonaron el sector público, según cifras de la propia ONEI. Solo en 2023 se fueron 32.586 trabajadores, incluidos unos 13.000 médicos, lo que empeoró la atención, redujo camas hospitalarias y disparó la carga sobre quienes aún resisten.

La ironía es grotesca. Mientras dentro de la Isla no hay personal, ni medicamentos, ni salarios dignos, el régimen sigue exportando entre 22.000 y 37.000 médicos a decenas de países, quedándose con hasta el 90% de sus salarios. Un negocio redondo para el Estado y una condena para quienes trabajan bajo condiciones que organismos internacionales han calificado como “esclavitud moderna”.

En ese contexto, que un trapeador privado gane más que un médico cubano no es un accidente. Es el síntoma perfecto de un sistema roto, donde el régimen exprime a sus profesionales, desprecia el trabajo estatal y termina pagando más caro por su propia incompetencia.

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