Las lluvias intensas de la madrugada de este martes volvieron a poner a Villa Clara en jaque. El desbordamiento de la presa La Quinta, en el municipio de Camajuaní, obligó a las autoridades a iniciar evacuaciones en varias comunidades, confirmando una vez más la fragilidad de la infraestructura hidráulica en Cuba.
La información fue divulgada por el periodista Óscar Salabarría, de la emisora oficial CMHW, quien detalló que varias zonas del territorio villaclareño comenzaron a verse amenazadas tras el aumento acelerado del nivel del agua. La alarma sonó cuando ya el problema estaba encima, como suele pasar.
Entre las áreas afectadas figuran comunidades de Encrucijada como Pavón, Hoyón, El Santo, El Arroyo, La Sierra, Tierra Fría, La Loma y Pavo Real. En ese punto, el río Sagua la Chica llegó a descargar más de 700 metros cúbicos por segundo, una cifra que explica por qué el agua empezó a buscar salida por donde pudo.
En solo 24 horas, el embalse acumuló unos 195 milímetros de lluvia. Según Lisardo González Saavedra, delegado provincial de Recursos Hidráulicos, la presa estaba aliviando a razón de 56 metros cúbicos por segundo, con la advertencia de que ese volumen podría aumentar. Traducción clara: el peligro no ha pasado.
En las evacuaciones participaron vehículos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y equipos de la Empresa Agroindustrial de Granos Emilio Córdoba, junto a otros medios locales. Una respuesta que llega siempre a última hora, cuando el agua ya entró y las familias tienen que salir con lo puesto.
Las autoridades pidieron a la población mantenerse atenta a las orientaciones ante el riesgo de nuevas inundaciones. Sin embargo, para muchos vecinos el problema no es solo la lluvia, sino la falta de mantenimiento, previsión y soluciones reales que convierten cada aguacero fuerte en una amenaza.
En la Cuba actual, las presas desbordadas y las evacuaciones de emergencia se repiten como un mal hábito. Mientras el régimen habla de resistencia y control, la realidad sigue demostrando que la naturaleza expone sin piedad la ineficiencia de un sistema que nunca se prepara, solo reacciona.
