Régimen confirma cinco fallecidos más por el «virus» durante su ultimo parte sanitario y más de 47 mil infectados

Redacción

Las autoridades sanitarias de Cuba confirmaron cinco nuevos fallecidos asociados a la actual epidemia de arbovirosis, elevando a 52 el total de muertes registradas en el período. La cifra, lejos de tranquilizar, vuelve a encender las alarmas en un país donde enfermarse se ha convertido en un deporte extremo.

Según informó en la televisión estatal la doctora Carilda Peña García, viceministra de Salud Pública, 34 de las muertes corresponden a chikungunya y 18 a dengue. El dato se dio, como ya es costumbre, en tono técnico y sin espacio para preguntas incómodas.

Miles de enfermos, hospitales desbordados

En el parte diario transmitido por Canal Caribe, Peña García detalló que solo en la última jornada se reportaron 539 casos de chikungunya, de ellos apenas 22 confirmados por PCR y el resto clasificados como sospechosos. El acumulado ya asciende a 47,003 casos, una cifra que oficialmente parece enorme, pero que en la práctica se queda corta.

La transmisión se extiende por todas las provincias del país y el municipio especial, con 132 municipios y 241 áreas de salud reportando casos. Traducido al lenguaje real: el mosquito ganó por nocaut técnico.

Niños en cuidados intensivos y protocolos sin recursos

La gravedad del brote se refleja en los hospitales. Actualmente hay 36 pacientes en cuidados intensivos, 24 en estado grave y 12 críticos. Casi todos son menores de 18 años, incluidos lactantes, recién nacidos y adolescentes. Un dato que hiela la sangre, aunque en la TV se lea con voz de trámite.

El propio Ministerio reconoce que los ingresos institucionales por síndrome febril se concentran en menores “por protocolo”. El problema es que el protocolo existe, pero los medicamentos no.

Fumigar sin combustible y combatir mosquitos con discursos

Sobre el control del vector, la viceministra admitió que las lluvias afectaron la fumigación, que apenas alcanzó el 89% de lo planificado, y que existen limitaciones operativas por falta de personal y recursos. En otras palabras: sin combustible, sin equipos y sin gente, pero con mucha voluntad… en el papel.

El índice de infestación sigue alto, sobre todo en Camagüey, Santiago de Cuba, Guantánamo y Pinar del Río, provincias donde el Aedes aegypti parece tener más estabilidad que cualquier trabajador estatal.

La “mejoría” que nadie ve

Aunque el discurso oficial insiste en una supuesta tendencia a la disminución, se reconoció que Holguín y Las Tunas muestran incrementos semanales y que en enero seguirán apareciendo casos. Eso sí, prometieron no desmontar las medidas sanitarias, aunque muchas de ellas solo existan en informes y mesas de reunión.

La realidad es otra. El subregistro es masivo, porque miles de cubanos se tratan en casa ante la escasez de medicamentos y el colapso del sistema sanitario. Las cifras oficiales, incluso las alarmantes, no reflejan la magnitud real del brote.

Mientras el régimen habla de control, la gente habla de fiebre, dolor, hospitales sin insumos y niños graves. El mosquito no escucha discursos, pero sí aprovecha cada apagón, cada salidero y cada abandono. Y en esa pelea, el pueblo vuelve a estar solo.

Habilitar notificaciones OK Más adelante