Gerardo ‘El Tarrú» Hernández presume de donativo de pomitos de repelente contra mosquitos hecho por una compañía serbia

Redacción

En medio de una crisis sanitaria y social que no da tregua, el exespía cubano y actual coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), Gerardo Hernández Nordelo, decidió promocionar en la red social X la entrega de un donativo de repelentes contra mosquitos a esa organización oficialista. El anuncio, lejos de generar alivio, provocó indignación y sarcasmo entre los cubanos.

Según publicó el propio Hernández, el donativo fue realizado por la empresa serbia Panagro y entregado por Dragan Kamenica, representante y gerente de la compañía en Cuba. Se trata, según el mensaje oficial, de la única firma de ese país europeo con oficina comercial en la isla. El gesto fue presentado como un logro digno de difusión pública.

“Un donativo de repelente de mosquitos fabricado por la empresa serbia Panagro fue entregado al #CDRCuba”, escribió Hernández, como si ese pequeño aporte fuera una respuesta real a un país golpeado por brotes de dengue, chikunguña y otras enfermedades transmitidas por mosquitos.

Las redes sociales reaccionaron de inmediato. Las burlas y críticas se multiplicaron, cuestionando que el régimen venda como avance la recepción de repelentes, mientras hospitales carecen de medicamentos, faltan insumos básicos y las comunidades más vulnerables enfrentan la enfermedad sin recursos ni información clara.

Muchos usuarios señalaron que el donativo es simbólico y claramente insuficiente frente a la magnitud del desastre sanitario. Otros ironizaron sobre el hecho de que los CDR —una estructura de control político y vigilancia vecinal— aparezcan como receptores de ayuda, en lugar de policlínicos, hospitales o familias afectadas.

El episodio vuelve a dejar al descubierto el abismo entre el discurso oficial y la vida real del cubano de a pie. Mientras el poder celebra donaciones mínimas y las convierte en propaganda, la población lidia con apagones, inflación, escasez de medicinas y un sistema de salud cada vez más deteriorado.

En la Cuba de hoy, un frasco de repelente se anuncia como si fuera una hazaña, mientras las enfermedades avanzan y la confianza en las instituciones se evapora. Para muchos, el mensaje es claro: cuando no hay soluciones, el régimen opta por el espectáculo.

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