Manuel Marrero asegura que el régimen ha destinado 1150 millones de dólares durante el 2025 para «rescatar» el Sistema Eléctrica Nacional

Redacción

El primer ministro cubano Manuel Marrero Cruz aseguró que el Gobierno ha destinado 1,150 millones de dólares para “rescatar” el Sistema Electroenergético Nacional (SEN). La afirmación, lejos de calmar los ánimos, cayó como sal en la herida en un país donde los apagones se extienden hasta 20 horas diarias y la paciencia popular está en números rojos.

El dato fue divulgado por la Unión Eléctrica (UNE) a través de Facebook, donde se explica que, pese a las “difíciles condiciones financieras”, ese dinero habría permitido recuperar 422 megawatts en generación distribuida, superando así los 1,000 MW por esa vía, además de 228 MW en generación centralizada. Todo muy bonito en el papel, pero la realidad sigue siendo un país a oscuras.

Según el mismo comunicado oficial, también se han sincronizado 778 MW gracias a la instalación de 41 parques solares fotovoltaicos, los cuales —siempre según la UNE— aportan más del 30 % de la generación total en las horas de mayor sol. El problema es que el sol no tapa los apagones nocturnos ni enfría los ventiladores apagados.

En vez de aplausos, el anuncio desató una tormenta de críticas en redes sociales, donde ciudadanos de todo el país cuestionaron la efectividad real de semejante inversión. Con la casa sin corriente, el refrigerador vacío y los niños sudando, los números oficiales suenan a burla.

Desde Matanzas, una usuaria lo dijo sin rodeos: no importa cuánto dinero digan que gastaron si el país sigue oscuro. Para muchos, el problema no es anunciar cifras, sino resolver de verdad y garantizar electricidad, algo que el régimen no logra.

Otros comentarios fueron más técnicos y demoledores. Un trabajador de ETECSA cuestionó abiertamente la relación entre el dinero gastado y los megawatts recuperados, señalando que el costo por MW resulta absurdo, especialmente si se trata de simples reparaciones. Según su análisis, con ese presupuesto se pudieron construir termoeléctricas nuevas, en lugar de seguir parchando plantas moribundas.

El malestar se repite en voces de madres, padres y profesionales que viven la crisis en carne propia. Una madre resumió el sentir popular al preguntar dónde está la supuesta mejoría, si cada año hay menos electricidad y más apagones. Para muchos, el problema no es técnico, sino de despilfarro, mala gestión y corrupción.

Desde La Habana, un usuario ironizó diciendo que la inversión sí se nota, pero en la victoria diaria de los apagones sobre el pueblo. Otro ingeniero criticó el triunfalismo oficial y pidió respeto, porque vender parches como logros solo provoca más rabia en quien pasa el día entero sin corriente.

Las dudas no se quedan en una sola provincia. Desde Camagüey hasta el oriente del país, la pregunta se repite como un eco incómodo: si estamos peor que antes, ¿dónde fueron a parar esos millones? Para muchos, la suma de todos esos megawatts anunciados solo da como resultado más apagones que ayer.

El sarcasmo también se coló en los comentarios. Una usuaria resumió el cansancio colectivo al señalar que, con tanto “esfuerzo”, el pueblo está sin agua, sin luz, sin medicinas y sin comida. Otro mensaje, atribuido a un ingeniero, fue aún más directo: “Todos esos MW te los comiste”.

Las reacciones dejan claro el profundo descrédito con el que buena parte de la población recibe los anuncios oficiales sobre el sistema eléctrico. Mientras el Gobierno insiste en cifras infladas y promesas recicladas, la vida cotidiana de millones de cubanos sigue marcada por la oscuridad, el silencio informativo y el abandono.

Más que una crisis energética, lo que se vive en Cuba es una crisis de confianza, donde cada anuncio oficial choca de frente con una realidad que no admite maquillaje.

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