El régimen cubano volvió a sacar a escena a Raúl Castro, esta vez presentándolo en redes oficiales como “líder de la revolución”, durante la sesión final de la Asamblea Nacional celebrada este jueves en el Palacio de Convenciones. Una imagen calculada, simbólica y profundamente reveladora.
Aunque renunció a todos sus cargos hace más de cuatro años, el general retirado sigue siendo exhibido como la figura de poder real en Cuba, confirmando que el relevo político anunciado nunca ocurrió. Cambiaron los rostros, pero el mando sigue en las mismas manos.
No es la primera vez que el régimen recurre a su figura. En octubre pasado fue presentado incluso como “jefe al frente de la revolución”, cuando presidió una reunión del Consejo de Defensa Nacional, violando abiertamente la Constitución, que asigna esa función al presidente Miguel Díaz-Canel.
La reaparición ocurre en un momento especialmente crítico. Una Asamblea reducida a un solo día, realizada en parte por videoconferencia, no por modernidad, sino por la falta de combustible, los apagones constantes y la parálisis total del país. Cuba no pudo ni encender las luces para simular normalidad.
Raúl Castro también fue quien ordenó posponer el Congreso del Partido Comunista, una decisión estratégica que dejó claro que las decisiones clave siguen pasando por él, no por las instituciones ni por el supuesto liderazgo civil.
A sus 94 años, el mensaje es evidente. El régimen no solo se niega a soltar el pasado, sino que lo recicla cada vez que la crisis aprieta y la legitimidad se desmorona. En Cuba, el poder no se jubila.
💬 Raúl Castro ya no gobierna oficialmente, pero sigue mandando. Y el régimen se asegura de que nadie lo olvide.
