En pleno desgaste del sistema de salud cubano, las autoridades de Matanzas admitieron la posible circulación en la isla del virus de influenza A (H3N2), tras una alerta emitida por la Organización Panamericana de la Salud sobre un repunte de este virus en varias regiones del mundo. La noticia llega cuando hospitales y policlínicos apenas logran sostenerse con lo mínimo.
El oficialista Periódico Girón intentó bajar el tono al asegurar que no se ha registrado un aumento significativo de las Infecciones Respiratorias Agudas en la provincia, aunque los propios especialistas reconocen que la situación obliga a mantener una vigilancia permanente, ante el riesgo real de que el virus entre al país por vías internacionales.
Datos del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología indican que hasta ahora se han atendido 2.946 pacientes por IRA, una cifra inferior a la de semanas anteriores y 900 casos menos que en igual período de 2024. Sin embargo, en Cuba las estadísticas oficiales suelen ir por detrás de la realidad, sobre todo cuando faltan reactivos, pruebas diagnósticas y personal médico.
Andrés Lamas Acevedo, director del Centro Provincial, explicó que se mantienen bajo observación los casos graves hospitalizados y posibles brotes respiratorios. También señaló que en puntos de entrada como aeropuertos se controla la fiebre mediante escáneres térmicos, tras recibir la alerta de la OPS, que ya fue trasladada a los municipios. Mucho control en el discurso, pero pocos recursos en la práctica.
El funcionario confirmó además que el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí mantiene comunicación con las autoridades locales ante la eventual llegada del virus al país. Un intercambio que, en teoría, debería traducirse en prevención efectiva, aunque la experiencia reciente demuestra que la coordinación no siempre se refleja en una respuesta real a tiempo.
Esta advertencia sanitaria se produce mientras Cuba enfrenta una de las peores crisis epidemiológicas de los últimos años, con brotes simultáneos de dengue, chikungunya, hepatitis y ahora la amenaza de la influenza A. En Matanzas, las autoridades aseguran que los casos febriles asociados a arbovirosis han disminuido ligeramente, con unos 150 reportes en la última semana, una cifra menor a la anterior.
También afirman que la positividad en las pruebas de dengue ha bajado, aunque reconocen que la vigilancia sobre la hepatitis A se mantiene activa, otra señal de que el panorama sanitario sigue lejos de estar bajo control.
Mientras el régimen insiste en transmitir calma, la realidad es otra. Sin medicamentos, con hospitales deteriorados y médicos agotados, cualquier nuevo virus representa un riesgo serio para la población. En Cuba, más que alertas internacionales, lo que falta es un sistema de salud capaz de responder sin maquillaje estadístico ni triunfalismo oficial.
