Díaz-Canel presume de “hospitales inteligentes” en La Habana mientras la salud pública cubana se cae a pedazos

Redacción

El gobernante Miguel Díaz-Canel recorrió este viernes dos instituciones médicas de La Habana que el régimen presenta como vitrinas de la llamada transformación digital del sistema de salud cubano, en medio de una crisis sanitaria que golpea a la mayoría de los hospitales del país.

Según la versión oficial, el mandatario visitó el Centro Nacional de Cirugía de Mínimo Acceso, en Diez de Octubre, y el Hospital Clínico Quirúrgico Hermanos Ameijeiras, en Centro Habana, ambos señalados como ejemplos de modernización y excelencia.

La Presidencia aseguró que el centro de cirugía realiza más de 4,000 operaciones al año y que más del 80 % de su personal posee grados científicos. Durante el recorrido, funcionarios destacaron la digitalización total de consultas, historias clínicas e interconsultas, así como sistemas de gestión de calidad.

El director del centro afirmó que el objetivo ahora es convertir la institución en un “hospital inteligente”, mientras Díaz-Canel presenciaba una cirugía en tiempo real y elogiaba al colectivo médico por alinearse con los planes oficiales del Gobierno.

La gira incluyó también el Hermanos Ameijeiras, donde se inauguró la primera fase de un hospital digital virtual destinado a organizar flujos médicos y apoyar la formación profesional. La información oficial resaltó que allí se atienden más de 40 especialidades y se forman más de mil residentes.

En redes sociales, Díaz-Canel aseguró que estas instituciones están “a la vanguardia” y que el modelo se extenderá al resto del sistema sanitario. Pero el entusiasmo oficial chocó de frente con la realidad que viven millones de cubanos.

Las reacciones no se hicieron esperar. Decenas de usuarios cuestionaron que el presidente solo visite hospitales de élite, inaccesibles para la mayoría de la población, mientras policlínicos y hospitales provinciales se hunden en el abandono.

Comentarios y testimonios denunciaron falta de medicamentos, antibióticos, insumos básicos, higiene y personal, así como cirugías realizadas sin recursos mínimos, infecciones hospitalarias y pacientes obligados a comprar todo en el mercado informal.

También se repitieron las críticas al carácter restringido de los centros visitados, descritos como espacios para privilegiados, extranjeros o figuras del poder, muy lejos de la experiencia cotidiana del cubano común.

Para muchos, la visita no fue más que una puesta en escena propagandística. Una postal cuidadosamente escogida que no refleja el colapso real del sistema de salud cubano, donde la crisis no se arregla con pantallas, discursos ni hospitales “inteligentes”, sino con medicinas, recursos y respeto al paciente.

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